Haz un esfuerzo, por favor.
Lo siento, lo intento.
-¡Prometiste que te quedarías!- gritó haciéndose oír por encima de la lluvia cayendo sobre nosotras. El cabello mojado le enmarcaba el pálido rostro, los ojos marrones se volvieron negros y las lágrimas se confundían con las gotas de lluvia.
No lo parece, te necesito.
Lo digo en serio...
Estaba muda, solo estaba ahí, viendo los pedazos de ella en ese cuerpo que no le pertenecía, las palabras no querían salir de mi boca, no quería aceptar esto, porque al instante en que mis palabras salieran se volvería más real.
¿Por qué dejaste que eso llegara tan lejos?
¡No lo sé!
-Lo prometí- respondí con voz ronca, mi piel estaba helada, tiritaba de frío, de miedo, tal vez de las dos cosas, más de la segunda que de la primera. - Pero tú ya no eres tú. Eres otra persona, y yo no puedo mantener una promesa que no le hice a...la que sea en qué te has convertido. No puedo. Lo siento.
¿Por qué no lo detuviste a tiempo?
Perdón, lo siento...
Te quedaste muda, solo estabas ahí, mirándome.
-Lo siento, por favor, perdóname...- te dije, la respiración se me aceleró, el final se acercaba y el pánico me invadió, no podía terminar así.
¿Seguirás aquí? ¿Volverás? ¿Te quedarás?
No puedo quedarme más, no puedo.
-Vuelve, por favor...-no podía detener las lágrimas, el pánico estaba bajo mi piel, me dolía respirar, no quería ver el posible final.
¿Dónde estás? ¿Dónde estás? ¿Dónde estás?
-No sé...-susurraste bajando los ojos, te abrazaste a ti misma, quisiera abrazarte, pero yo no acostumbro a abrazar a desconocidos y eso es lo que eras tú en esos momentos, alguien totalmente desconocido, roto por todos lados, alguien a quien intente volver a unir y acabe cortándome con sus partes filosas, valió la pena salir sangrando, vales la pena esas cicatrices en mis dedos, pero la persona en que te has convertido me hace dudar de las heridas, me hace dudar de las promesas.
¿Es así como acabará todo?
No quiero que sea así, no debe ser así.
Dicen que cuando aceptas una rosa, aceptas sus espinas, tal vez tú tenías demasiadas, tal vez debí ponerme guantes al tomarte.
La lluvia seguía cayendo, como si tuviéramos todo el tiempo del mundo, tal vez lo tengamos, ¿qué tiene de malo tomarse un tiempo para solucionar las cosas? Tal vez debamos dejar que el tiempo ponga las cosas de nuevo en su carril. Un descanso de esos meses de mierda, un descanso de esos recuerdos, de las heridas en mis dedos y de las que están en ti.
Un tiempo. En esos momentos sonaba como la misma gloria.
Nos miramos una vez más, y fue un pequeño "hasta luego".
-"Espero que algún día encuentres a alguien que haga crecer flores incluso en las partes más tristes de ti."- dije al mirarte una última vez más, el tiempo trataría de sanar las heridas, pero la historia no terminaba ahí, nunca terminan, simplemente no se cuenta lo que sucede después, y todavía quedaba mucho por contar.
¿Estarás ahí cuando vuelva?
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