Te extraño, ¿sabes? A pesar de no conocerte, de no haber cruzado jamás una palabra contigo, pero sé que te amo, pero esa palabra se ve tan vacía en estas líneas, quisiera poder decírtelo de frente, tomar tus manos, susurrarlas al oído, sin que nadie más las escuche porque ellos no comprenden el significado de esa palabra, no son dignos de ella.
Te quiero aquí, no quiero que esto crezca a la distancia y si hay una, quiero que se reduzca a menos de dos pasos de mi, no más. Creo que no lo soportaría. No quiero más besos no dados, no más miradas no encontradas, no más manos sin sostener las tuyas, porque sólo tus manos se adaptan fácilmente a las mías. No más abrazos perdidos, no más conversaciones de madrugadas pendientes, no más cafés fríos por tu falta, no quiero noches frías sin tus abrazos, no quiero. No más.
Creo que te esperaría media vida (toda) si al llegar te quedaras para siempre.
Quiero tus labios sobre los míos o sobre mi mejilla, tus dedos enredados en los míos, tus brazos alrededor de mi cintura o de mi cuello, tus manos en mi pelo, quiero llevarte a la parte más bonita de mi ciudad y hacer como que sólo tú y yo estamos en este mundo que a veces se cae a pedazos, ignorar a la gente que no entiende, que no comprende que el amor es algo más que físico, que es más que el color de la piel, el cabello, el color de ojos, la nacionalidad o el sexo, que es algo que está debajo de la piel, que es el alma la que elige por quien vas a enfrentarte al mundo, y que tú no haces más que entregarte.
Y cuando al fin te entregas, sientes que al fin encontraste tu huequito en este mundo.
Y yo lo encontré en ti.
Esto es para ti, donde quiera que estés, regresa pronto y cuando lo hagas, aquí estaré.
Siempre con amor, mi alma.
(Tal vez debería decir que es tu alma, porque el día en que me enteré de tu existencia, esta ya no me perteneció más. Ahora es tuya.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario