martes, 1 de julio de 2014

Un par de ojos brillantes, una boca roja y la lluvia.

Corren hasta llegar a un lugar donde quedarse mientras se calma la lluvia.
Y están riendo.
Y sus manos están entrelazadas.
Y le miras.
Porque su risa calma cualquier tormenta que se desata.
Porque amas verle los hoyuelos y las pequeñas arruguitas alrededor de sus ojos.
Parece feliz. Y esperas que lo sea.
Y se sientan en el suelo y apoyan sus hombros.
Le miras el humo saliendo de la boca y lo único que quieres es morderle la boca hasta dejarla más roja de lo que está.
Quieres hundir la cara en su cuello y tener sus brazos alrededor.
Quieres ser el lugar al que va cuando quiere esconderse del mundo.
Y te mira.
Y te besa la mejilla.
Y deja los labios ahí más tiempo de lo esperado y te toma de la mejillas.
Y te besa.
Se separa de ti y ríe.
Los ojos le brillan y tiene la boca roja.
Hecha a correr mientras ríe a carcajadas y se vuelve y te llama.
Le miras, está en medio de la tormenta con los brazos abiertos, llamándote.
Y sabes que si vas hacia sus brazos, vas a sentir las gotas frías de la lluvia, tendrás las ropa pegada al cuerpo y la gente pensarán que están locos.
Y de repente te encuentras a centímetros de su cuerpo.
Y te sostiene entre sus brazos.
Y no te importa estar en medio de la lluvia, empapada y con el cabello hecho un desastre.
Lo único que importa es el sonido de su risa y el sabor de sus labios. 
01/07/2014, 13:24

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