martes, 31 de diciembre de 2013

Sobre cómo medir un año, cómo volver a empezar.

Five hundred twenty-five thousand
Six hundred minutes
How do you measure, measure a year?

In daylights, in sunsets, in midnights
In cups of coffee
In inches, in miles, in laughter, in strife.

In five hundred twenty-five thousand
Six hundred minutes
How do you measure
A year in the life?

How about love?
How about love?
How about love? 

Measure in love

Seasons of love. 

Seasons of love.

Es el último día del año, a partir de la medianoche todo vuelve a empezar, todos se levantan de sus asientos, llaman a los niños que están en el patio delantero jugando, tus tíos y padres tienen una copa en la mano y los más pequeños ya están abrazando a los demás, tú sigues sentada(o), miras a la nada, tu mente sumergida en los momentos que más impactaron en tu vida ese año: una muerte que te dejo un vacío, un amor que te dejo un gusto amargo, amistades que te dieron calor en los momentos más fríos, risas que no dejaron que las lágrimas cayeran, personas que conociste y te cambiaron a mejor, canciones que te describieron a la perfección, que te salvaron.

Es triste, ¿no? dejar todo eso atrás y volver a empezar, tengo ganas de llorar, saber que pasó un año y la mitad de éste estuve en una especie de sueño, donde no sabía lo que pasaba y me limitaba a sobrevivir, no vivía, respiraba, me movía y no hablaba más de lo necesario, pero hay cosas que te despiertan, algunas de la peor forma posible, cómo cuando sueñas que caes y despiertas de un salto, cuando tienes una pesadilla y despiertas bruscamente, sudando y jadeando, con la piel erizada y tus ojos abiertos como platos; otras, son cuando te despiertas tranquilamente, cómo si alguien te zarandeara suavemente, diciéndote al oído: "Es hora de despertar." Es hora de vivir. 
Supongo que mi despertar fue una combinación de todas esas, pero al despertar, perdí a alguien, que aunque nunca me conoció y ahora nunca conoceré, lo amé. Su sonrisa melancólica siempre la tendré grabada. Uno de mis héroes. Cuando desperté me di cuenta de muchas cosas, me di cuenta de que estaba comenzando a vivir una vida que no era mía, incluso Madeline me lo dijo: "Es bastante triste, es como si estuvieras viviendo su vida." Si, Madeline, fue bastante triste. El sacarme todo eso en formas de lágrimas, fue quitarme los restos de sueño que quedaban en mi; llorar está bien, está bien sacar todo lo que tienes dentro. 
Dirán que ya esta muy usado o que será típico o que lo digo de moda, pero es que la verdad me importa un carajo lo que piensen de esto, pero, cuando vi "Las Ventajas De Ser Invisible" fue cuando me di cuenta de que no podía seguir así, de que era momento de empezar a vivir, y cuando la película termino al son de "Heroes" de David Bowie, rompí en llanto. 

No podía seguir así, los días antes de salir de vacaciones de verano, me la pasé evitando a esa persona, no quería seguir viviendo su vida, y cuando salí de vacaciones fue como tocar el cielo, hablé con otras personas, cambie mi forma de pensar, tuve un poco más de seguridad en mí misma, mi forma de vestir cambio un poco, mi gusto en música se amplio, y cuando llegó el día de regresar a clases, regresé despierta, cuando hablé de nuevo con esa persona, ese sentimiento que llegué a llamar amor, comenzó a convertirse en rabia, rabia por las lágrimas que me provocó, por los insomnios llenos de preocupación mientras ella descansaba tranquilamente, por esas tardes donde le escuchaba y cuando yo quería que me escuchara cambiaba de tema, pero la rabia nunca es buena, pasé días sin hablarle, ya no era lo mismo,  nunca volverá a ser lo mismo, ella también cambio, mucho. Con el paso de los días, traté de que todo volviera a la normalidad y lo logré un poco, esa rabia regresa algunos días y cuando lo hace, me alejo.

 Lo siento, pero es momento de que yo viva, momento de que deje de preocuparme por problemas que no son míos y por una vida que no es mía y que tuve el erro de tratar de vivir. Estaba convirtiéndome en ti.
Comencé a salir con chicos con los que había dejado de hablar, con los que reinaba la risa a cada momento y en los que podías confiar, que no dejaban que las lágrimas cayeran, ellos son vida y me alegró de tenerlos en la mía.

Han pasado tantas cosas, cosas que tengo que dejar atrás y comenzar a vivir, de nuevo. No puedo volver a "dormirme", a limitarme a sobrevivir. 

He llorado, reído, sonreído, odiado, amado, abrazado a personas a las que espero no soltar nunca y que ellas no me suelten a mi, he despertado. 

Hace días leí en un libro: ¿Para qué esperar el mañana? Si el hoy lleva una vida entera esperándote.

¿Para qué esperar? Cuando el reloj marque las doce, levántate de tu asiento, abraza a toda tu familia, deseales un buen año, llora si tienes ganas de hacerlo, no sabes lo que te espera el mañana, pero vive el hoy. Déjate la garganta cantado con tus amigos en una madrugada, llora abrazada(o) a alguna persona especial una noche, vuelve a leer ese libro que te marcó tanto y llora de nuevo con el final, ríe con cada idiotez que hagas, aprende de tus errores, ve al cine tantas veces quieras, ve películas tristes y llora a moco tendido en la sala de tu casa o mira una de risa y ríe hasta que no puedas respirar, sal a pasear en otoño, ve a la playa en verano, quédate arropada junto a tus amigos tomando chocolate caliente en invierno, escucha música a todo volumen o has un viaje en carretera. Vive.

Yo lo haré, viviré por Cory, por las personas a las que perdí y por las que gané, por las experiencias que me faltan por vivir y por la gente a la que amo, por mi familia, por esas canciones, películas, libros que me hicieron despertar y agradecer todo esto.

Y aunque algunos de ustedes este en el suelo, que parece tan difícil levantarse...Busquen la forma de hacerlo, porque pueden levantarse, salir de ese pozo que parece tan profundo, ya sea por su propia mano o con ayuda de alguien más, pero háganlo. 

Vivan.

10, 9, 8, 7, 6 ,5 , 4, 3, 2, 1. Feliz año nuevo. 

Comencemos de cero, cariño.

Una sonrisa es un buen comienzo...
Regálame una.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Miedo y besos encontrados.

"Tengo que irme." Dijiste, levantándote de tu asiento, diste un par de pasos a la puerta y te seguí, me miraste y pasaste tus brazos alrededor de mi cuello, me diste el típico beso en la esquina de la boca, te quedaste así unos minutos; las manos me sudaban, el corazón me retumbaba en los oídos...

¿Recuerdas aquel día que me pediste un beso? El primero que darían tus labios contra los míos, ya no sería en la mejilla o en la esquina de la boca. Acepté, lo quería, lo queríamos, pero habían demasiados testigos, serían demasiados dedos señalando y demasiados comentarios hirientes. No quería que pasaras por eso. Ninguna de las dos. No quería remordimientos por ser como soy. Por amar lo que amo. Decidimos que en privado, pero no en ese momento, no ese día.
Más tarde, mientras bailábamos en la fiesta por las vacaciones de invierno, acercaste tu boca a la mía, pensé que lo harías, y el miedo se apodero de mi, no era yo en esos momentos, nunca lo soy fuera de casa o fuera de mi mente, pero te decidiste por el beso en la esquina de la boca, y el tema del beso quedo flotando, inconcluso.

Hace horas que te fuiste, que pasamos la tarde entre risas de nuevo y maldiciendo cosas que solo nosotras comprendemos, que me hablaste con el mote cariñoso que me diste al día de conocernos por primera vez, hubo ratos en los que estuve callada, pensando en como decirte si podía besarte, que si podíamos terminar lo inconcluso, tal vez así podría dejar de comerme la cabeza pensando que pasaría si lo hiciera, si tal vez por fin podría dejar de lastimarme con tus pedazos y seguir.

...El corazón me retumbaba en los oídos, alejaste un poco tu cara de mí, y por unos minutos los labios se rozaron, como el aleteo de la mariposa, y los presionaste junto a los míos, rápido, sin dar tiempo al miedo, nunca podré hablar de esto con nadie, porque, sé que para ti quedará en el olvido, tal vez. Lo deseo, porque una parte de mi tiene miedo de volver a ser la idiota que pasaba las tardes con el alma en un hilo por ti, no quiero volver a eso. No puedo. No saltaron chispas, no me marcó. Supongo que tendría que sentirlo, pero no lo hago, porque prefiero no sentir nada por ella que a sentir algo y seguir lastimada por sus espinas.

Al final, nos separamos y seguimos como si nada o eso queríamos creer, no sé que pensaste de todo eso, no sé si por la noche te comiste la cabeza por el beso, no lo sé, y no sé si quiero saberlo.

Ojalá lo olvides. Ojalá no te haya marcado. Ojalá no sientas nada. Lo siento.

Será nuestro secreto, cariño.

martes, 24 de diciembre de 2013

Este año fue sobre crecer, y crecer apesta, la mayoría del tiempo.

"Hay más tiempo que vida."

¿Es increíble como pasa el tiempo, no? Como todo puede cambiar tan de repente, como en un año puede cambiar toda tu vida, tu forma de vestir, tu cabello, tu forma de ser, tus pensamientos, todo.

Si los años fueran libros, yo pediría mi reembolso, porque, vaya mierda que fue el 2013, por unos meses mi vida se resumió en llegar de la escuela y llorar a mares en el hombro de mi madre o en mi habitación, de sentir algo por ella que en realidad, nunca, jamás, sera bueno. Conocí a personas que me "salvaron" que no dejaron que pensara que mi vida es una mierda, porque sé que hay personas que lo tienen peor, mucho peor. Y les debo mucho, nada nunca me alcanzará para agradecerles.

...Hay días en los que solo quiero llorar por lo perdido. Encerrarme en mi habitación, poner esa música que en esa época me hacía sentir feliz, y que ahora me causa escalofríos porque me recuerdan a esa época, en cómo todo cambio en un par de meses. Llorar y sacarme estos recuerdos en formas de lágrimas y sollozos, de que los recuerdos dejen de arderme en la piel, pero que lo hacen de una buena forma. Han pasado tantas cosas que nunca pensé que me pasarían a mi, esas cosas que dices que solo pasan en las películas...pero pasan. Y, joder, que soy una maldita adolescente.

Perdí muchas cosas, personas, me duelen ausencias, me duelen canciones y fotografías, me duelen sitios y entradas en mi diario y cartas, escondidas en mi librero, pero al perder, también gane. Gané amistades, gané nuevos recuerdos, nuevas canciones, que aunque sé que todo eso también pueden doler más adelante, tendré que disfrutarlas, porque la vida es temporal, porque nuestro cuerpo es prestado hasta nuestra muerte, pero nuestra alma guarda los recuerdos, guarda todo eso.

Algo que me marcó mucho estos días, fue cuando regresando de una posada en nuestra escuela, junto con unos amigos y nos detuvimos bajo un árbol a pasar el rato, uno de ellos dijo: "Somos una familia, y aunque a veces tenga ganas de lanzarlos en medio de la calle cuando venga un auto a toda velocidad,  lo somos." Los amigos son la familia que nosotros escogemos, la familia en la que podemos decir maldiciones sin que alguien nos reproche, que podemos sentirnos realmente libres, sin que alguien nos reproche nuestro comportamiento, que van a estar a ahí, que un día podrán dejar de hablarse por azares del destino y un día llamarles y decirles: "¡Oye! ¡Cuánto timepo! ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Y la de Diana, Kate, Jesús, Liz, Ale y Daf? ¿Camila por fin creció? ¿Ruth se cortó su largo cabello? ¿Él árbol sigue en pie?Llamales, que tenemos mucho que recordar". Eso son.


Y aunque la mayoría del año fuera una mierda, tengo buenos recuerdos, y quisiera agradecerles a esas personas que aunque sé que nunca leerán esto, aquí está.

Por todas esas mañanas en las que se asomaban por mi ventana entre clases y aunque me vieran seria, me hacían reír.
Por esos regresos a casa, bajo un sol infernal o nubes grises.
Por las risas después de llorar.
Por ayudarme a no llorar en medio de clases o en los descansos.
Por esos golpes, que aunque yo me lleve la mayoría, y que me dejaron marca, son buenos recuerdos.
Por esas canciones de regreso a casa o en el salón vacío.
Por esas tardes en el cine, riéndonos a todo pulmón por la plaza.
Por esas noches de conversaciones.
Por esas tardes, bajo ese árbol.
Por esos abrazos, cuando creía que todo estaba jodido.
Por esos besos en la mejilla.
Por las fotografías.
Por las sonrisas.
Por esas lágrimas.
Por las risas.
Por no dejarme, aunque sea insoportable.
Por lo vivido.
Gracias.

Feliz Navidad o feliz martes.
Feliz Año Nuevo.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Cielo sin memoria.

Estos días me los he pasado mirando el cielo, el cielo no tiene memoria, puede pasar miles de desastres en nuestras vidas y el Sol aún seguiría saliendo, enorme y brillante allá arriba con el mar azul a su alrededor, si, habrá días grises, días en que el cielo llorara por ti o contigo, pero el Sol seguirá empeñandose en salir, así como tú te esfuerzas en levantarte cada mañana, y levantarse vale la pena por sentir ese calorcito en tu piel, como risas de niños corriendo por tu piel, ese dolor en tus párpados por cerrarlos tan fuerte para que el Sol no se filtre en tu pupila y en la noche, la Luna siempre estará ahí, en realidad, nunca se va, siempre está ahí, supongo que eso tenemos en común, la noche es muy diferente, en la noche todo es más doloroso o más feliz, lo doloroso es cuando recuerdas las cosas buenas, las cosas felices y sabes que las has perdido, para siempre y están las cosas tristes, que se repiten en tu cabeza, que forman un torbellino y da vueltas y vueltas y terminas atrapada en él toda la madrugada y lo feliz es cuando pasas la noche con alguien querido, déjame decirte que esas noches no se comparten con cualquiera, esas noches están reservadas para alguien con el mismo dolor, con la misma manía de recordar en esas madrugadas sin corazón, en las que te rompes, ya sea a reír o a llorar, pero te vuelves añicos,  porque las ojeras no son lo mismo sino son por desvelarte recordando, encerrada en un abrazo y cuando el Sol vuelve a levantarse, la mañana acompañada de una sonrisa desafinada y ojos hinchados del llanto, pero de algún modo, fue una noche feliz. Lo sabes. Porque amas ese dolor feliz, una especie de felicidad dolorosa.

Tal vez tu vida no es feliz, pero ese día, esa noche o este día o esta noche, estas contenta, una cercanía a la felicidad. 

domingo, 8 de diciembre de 2013

No me aleje, nunca estuve cerca.

Recorrimos el parque, las pocas hojas cobrizas caían desmayadas sobre el pasto húmedo, el parque estaba solo y el viento susurraba lentamente al rededor.

Te detuviste en un columpio, te sentaste y te sujetaste fuerte de las cadenas. Apretabas las manos y los nudillos se volvían blancos, sabía que querías decir, sabía las palabras que morían por abandonar tus labios rojos y las lágrimas saladas que tus ojos contenían, lo sabía.

Boqueaste un poco, suspiraste fuertemente y tragaste las lágrimas y preguntaste el porqué, el porqué deje de hablarte, el porqué pasaba de largo de ti, porqué deje de contestarte los "Te necesito" o los "Te amo", porqué deje de abrazarte, de sostenerte, de llamarte cuando me enviabas un "Te necesito" al móvil, de invitarte a las fiestas familiares y de escucharte, porqué me aleje y porqué  ya no era la misma.

En algún momento, las lágrimas comenzaron a caer, no supe quien fue la primera en dejar de retenerlas, de dejarlas caer, así como a la lluvia. Caían por tus mejillas hasta descansar en tus labios o perderse por tus mejillas, ¿sabes cuantas veces te vi así? Demasiadas. 

"Todo cambio y simplemente decidí alejarme."

La respuesta fue fría, como el viento que soplaba alrededor, pero había más, mucho más. 

Sucedió que quería besarte las pecas de tu rostro, de jugar con tu cabello y que descansaras tu cabeza en mis piernas o yo en las tuyas, de cantar canciones de Navidad arropadas en miles de cobijas en mi cama, de compartir el desayuno los fines de semana y pasar tiempo con mi familia, de tomarte de la mano cuando fuéramos por un café o al cine, de invitarte a las fiestas familiares y estar juntas...Sucedió que quería dejar de sentirme como "nadie" cuando hacia todo por ti, dejar de llorar y que mi madre  dejara de preocuparse por tus putos problemas, de llegar a casa y querer dormir para no pensar en ti y en todo lo que has hecho, de abrazarte y querer gritarte que te alejaras, que me dejarás en paz y que no quisieras consuelo en mi o en mi madre...

¡Joder! Quisiera borrar esos meses en los que me convertí en una idiota preocupada por ti cuando en realidad no era nadie para ti, pero sé que todo eso me hizo mejor, me hizo quien soy. Me hizo un poco menos yo.

¿Qué vas a saber tu de cumplir promesas? ¿Por qué carajo te quejas de promesas no cumplidas cuando ni siquiera tú las cumples y yo de estúpida sigo ahí, junto a ti, soportando eso?

Ya no más, quería gritarte, alejarte, olvidarte y que tú lo hicieras conmigo y te amo, puta madre, no, no lo hago más. Te quiero pero no te amo, ni siquiera sé sí seguiré queriéndote el próximo año o si este cariño se morirá y quedará algún sentimiento incómodo por todo lo vivido.

Ya casi no duele y la idea de olvidar es atractiva, seductora. 

"No me aleje, nunca estuve cerca."

Comencé a caminar de regreso a casa, sentía los rastros de lágrimas en mis mejillas ya frías, no mire atrás, sabía que si lo hacía, me quedaría y mis ruinas se convertirían en polvo y tendría que cargar con tus pedazos y sabes bien que tus pedazos tienen espinas, que te hacen sangrar y aún así preguntas el porqué.

Me dejaste en ruinas, cariño y estoy comenzando a reconstruirme.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Cartas a Agridulce.

"Las luces te guiarán a casa y encenderán tus huesos y yo intentaré repararte."

Hola Ann.

Quisiera algún día tener el valor de decirte que leas esto, pero no lo haré.
Lo intenté. Lo estoy intentado. 
Mantener esa promesa en difícil, ¿sabes?
Permanecer a tu lado mientras te destruías, mientras lo haces. Intente repararte, te escuche, mi madre lo hizo. 
Cuando lloraste en el auto y mi madre y yo también lo hicimos. Cuando te conocí, encontré a una persona que era "igual" a mi, alguien con quien me encontraba cómoda, con quien hablar de ciertos temas de los que nadie sería capaz de hablar y que no contaría nada. Me completabas.
En estos últimos meses me he notado rara contigo, hay días en los que sólo quiero alejarte, gritarte que te odio y que ya no quiero llorar, que ya no quiero más noches en vela preocupada por ti y las marcas de demonios en ti, quiero hacer como que no te conozco y que no tengo nada en común contigo. Gritarte tus errores y que te alejes y nunca más me dirijas la palabra y que si algún día nos cruzamos por la calle, voltearnos la cara y hacer que no tenemos ningún dolor en el pecho ni lágrimas contenidas.
Y entonces están esos días, días en los que quiero recostarme en tus piernas y que juegues con mi cabello o yo con el tuyo, besarte las pecas que tienes en el rostro, tomarte de la mano e ignorar los comentarios, decirte lo mucho que te quiero y que tú me correspondas, ser cursi contigo y que tú lo seas conmigo.
Pero sé que no encontraré nada de eso contigo. No lo haré. Y aunque sé que podrías hacerlo, no lo harás. No sientes igual que yo. Y eso esta bien, porque no quiero cargar con tus pedazos. Si, suena cruel, pero estoy cansada de hacerlo, cansada de que rompas tus promesas y yo...Yo quede como "nadie".

Me has hecho llorar tanto. Justo como lo hago ahora. 
Te acabas de marchar a casa, después de pasar el día juntas, de compartir la cama y el desayuno y pasar tiempo con mi familia y si, es cruel, pero todo ese tiempo he querido que te marcharas, que me dejarás con este sentir. Que te alejarás y me dijeras que ya no querías saber más de mi.

A veces quiero decirte "Basta. Aquí me bajo. Ya no más." Pero tengo mi promesa, es lo único que me retiene. Eso y el poco cariño que me está quedando. 
Intente arreglarte. Lo estoy intentando, pero no sé cuando tiempo más lo aguante.
Espero algún día me perdones si por azares del destino no cumplo esa promesa. 
Y si no lo haces, entonces, gracias por todo. 
Mi recuerdo agridulce.
                                                                                                           Rose.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Ya es Noviembre, ya falta poco.

Y hoy me he levantado, mis pies desnudos tocaron el suelo frío, he abierto la ventana y he visto la neblina. He sentido el aire frío correr por la habitación, he visto los débiles rayos de luz entre las nubes y he sentido el nudo en la garganta.
¿Han tenido esos días, en los que están llenos de recuerdos, de anhelos, de lágrimas no derramadas, tan llenos de nostalgia? Yo sí. Y se han repetido más en esta época del año.
He cambiado mucho en el transcurso de dos años, he perdido personas, olvidado recuerdos, quemado fotografías, he llorado por las tardes y algunas madrugadas, he gritado, me he arañado, he golpeado la pared en ataques de rabia, he pasado tardes de risas falsas y terminado con dolores de cabeza, he pasado fin de semanas preocupada por D., una persona que conocí apenas a principios de Octubre del año pasado y hoy es una de las personas más importantes para mi,  que la he visto llorar y he visto las marcas que dejan los demonios en su cuerpo, es una de las personas que me han salvado un poco.

Se acerca mi cumpleaños, ¿saben? Debería de estar feliz pero lo único que he hecho es recordar.

El año comenzó bien, tenía nuevos amigos, nuevos compañeros y maestros,  nuevas experiencias por vivir, pero eso se fue esfumando poco a poco, mis nuevos amigos tenían demonios, mis compañeros resultaron ser, en su mayoría, idiotas e insensibles que sólo se preocupan por burlarse y ser dobles cara , lo único normal fue que L. se quedo conmigo y fue como si nada hubiera cambiado, las personas que valían la pena de mi grupo las podía contar con los dedos de mi mano. 

Si, reí mucho y llore mucho, cantidades casi iguales.

Perdí a uno de mis ídolos, perdí a una persona que junto a un elenco completo me salvo, supongo que todos saben quien es, ese chico de la sonrisa melancólica, el primer chico guay que fue agradable con los chicos marginados de un instituto, el chico que junto con todo el elenco de ese programa de televisión nos dijo Don't stop believing, que nos dijo que la vida es muy corta para ser serios. Perdí a ese chico, y siempre lo recordaré, porque nos dejo muchas cosas, nos dejo su voz en las canciones, dejo su pequeña sonrisa. We love you, Cory. 

Perdí amistades que pensé que durarían años, conocí personas que, aunque no lo sepan, me salvaron un poco, gracias M. y V. por esas tardes de pláticas hasta las 2 am, gracias V. por  quererme en esos meses y darme un poco de tu amor, por esos mensajes cursis que nos enviábamos, y aunque por meses no puede escuchar Only Exception sin acordarme de nosotras y de tu vídeo pidiéndome salir, ahora puedo hacerlo...y sonrío. Por la paciencia que tú y M. me tuvieron cuando vinieron a la ciudad y les dí mi dirección por el móvil y dieron vueltas por toda la ciudad y aunque después de lo que pasó con V. y conmigo ya casi no hablamos, gracias.

Conocí a K. y R. que ahora son amigas increíbles, he reído mucho con ellas y...¿han conocido ese tipo de personas, que te abrazan, son cálidas, honestas, ríen mucho, esas personas que siempre has visto desde lejos y cuando por fin hablas con ellas es cómo: '¿Por qué mierda he perdido tanto tiempo?' ? Si es así, felicidades, han encontrado a sus propias K. y R.

K. sé que tienes algún demonio, sé que te han dejado marcas, y yo apenas he visto que todo este tiempo lo has tenido o tal vez ese demonio apenas apareció hace días o semanas, y no puedo evitar sentirme mal. ¿Te acuerdas cuando entre a tu grupo de los sábados hace 3 años? y que entonces, un día, mientras toda la escuela ensayaba para el desfile y estaban seleccionando chicos, te vi y grite: '¡Te pareces a una chica de mi grupo de los sábados!' y  contestaste que si eras tú, que yo era muy diferente en la escuela que en ese grupo de los sábados, y entonces comenzamos a hablar solo los sábados durante esas clases, y cuando entramos de nuevo a la escuela nos juntamos y aquí estamos.

R. te conozco desde preescolar, tu padre trabaja junto a mi madre, recuerdo que un día, cuando estábamos en preescolar J. falto y comenzamos a juntarnos, que en esa semana nos volvimos tan unidas como solo pueden serlo unas niñas de no más de 5 años. Entonces, J. volvió y tú te olvidaste de mi. Tal vez no lo sepas, pero me dolió, ese dolor que les da a los niños cuando su amigo los cambia y es como si nunca se hubieran conocido, y entonces tomé la decisión de que desde ese día me caerías mal. Muy infantil, lo sé. Entonces, por 6 años no hable contigo, ya no fue porque me 'dejaste', sino porque encontré nuevos amigos y porque íbamos en diferente grupo. Hasta que me di cuenta de que tú y K. eran amigas y entonces las 3 aquí estamos.

Descubrí muchas facetas de personas con las que he convivido toda mi vida, facetas que a veces me aterran y me dan ganas de volver a ser la niña ignorante que era. De solo preocuparme el porqué la Luna siempre me seguía y por qué no se dedicaba a cuidar a sus hijitas, las estrellas. Cuando el físico no me importaba y yo podía jugar con mis primos a la pelota o cuando mi abuela nos mojaba con la manguera cada vez que nuestros padres nos dejaban con ella. Cuando no sabía de las marcas en los brazos de las personas, cuando no sabía porque mi tía lloraba, cuando cada fin de semana era de ir con mi tío y su 'amigo', que nos hacía decirle tío también, que me revolvía mi cabello rizado y peleaba conmigo y nos íbamos por la carretera en su auto y dejábamos comida a una familia y jugábamos con los niños de ahí.
Pero entonces eso se acabo, mis primos crecieron y dejaron de jugar conmigo, mi tía dejo de llorar y trajo a un nuevo integrante a la familia y mi madre trajo a mi hermanita, el 'amigo' de mi tío se fue y ya no lo volvimos a ver, mi tío comenzó a viajar por el mundo y mi otra tía se fue a estudiar a otro estado y nos dejo a mi primo y a mi sin nuestra compañera de risas y bromas por casi 2 años.
Demasiados cambios.

Saben, amé mi cumpleaños anterior, porque esta vez eran personas agradables las que asistieron, personas importantes para mi. Reí como nunca había reído en un cumpleaños, nos recostamos fuera de mi casa, con esas pulseras que las 'rompes' y comienzas a brillar en la oscuridad, cantamos canciones de Adele y Lady Gaga y una que otra de banda por parte de R., yo en serio, en serio trate de ser como las chicas de mi grupo, trate de que me gustara la banda pero...Ugh, la odio, así, con una fuerza bestial.

Estaba emocionada en esa época porque sabía que todo iba a cambiar, pasé Navidad como nunca antes, cante villancicos, use bufandas, sonreí la mayor parte del tiempo, ayude a mi madre a hacer las compras, ayude a cocinar, salí con esas personas que había dejado de ver, por unos días, fui feliz.

Y entonces, pasaron tantas cosas, tantos llantos, tantas risas, tantas sonrisas (algunas hipócritas), tantas peleas, tantas emociones de odio y felicidad, tanta rabia y tanto amor, tanto destrozo y tanto arreglo.

...Quiero volver, quiero volver a esa época  y desde ahí impedir tantas cosas. Pero sé que todo eso me ha hecho quien soy hoy, me han hecho fuerte, me han cambiado de una forma que jamás me imagine. Jamás.
Aún así, no puedo evitar querer volver, pero son lecciones de vida.

Tenemos que aprender a levantarnos después de cada caída. No podemos pasar nuestra vida ahí, tirados en el suelo observando a cada persona que cae y verla levantarse una y otra y otra vez, mientras nosotros estamos ahí, tirados. 

No podemos quedarnos estancados.

A veces viene alguien y te tiende una mano, a veces no. A veces tu propia mano es la que te ayuda a levantarte. Y eso es bueno. Ser tu propio héroe.

Nunca se irán las ganas de regresar a mi 'época feliz', nunca, pero todo lo que ha pasado me hizo ser quien soy. Estoy creciendo, en constante cambio, todos lo hacemos.

Tenemos que disfrutar. Tenemos que vivir. Seguir adelante.



martes, 12 de noviembre de 2013

21:54

Explote, golpee la pared y arañe mis brazos. Ahogue los sollozos y la voz en mi cabeza volvió. Reclamos rondaban mi mente y lo único que quería era irme. Encerrarme en mi pieza y soltar de nuevo en llanto, ese llanto en el que te dejas la garganta y no puedes controlar los sollozos, que tiemblas y destruyes todo.

Hay días en los que no desayuno, como o ceno, porque pienso en el que dirán, en mi físico y en el de las demás. 

Días en lado que me veo en el espejo y no soporto lo que veo y me aguanto la lágrimas. 

Días en los que siento el nudo en la garganta en medio del salón de clases mientras todos están a mi alrededor. 
En los que me trago mi propio llanto y la consuelo a ella. A la chica tan parecida a mi. A la chica que hace un año y medio no era nada para mi y en el transcurso del año se volvió importante para mi y con la que hable de cosas que nuca pensé que haría. Hablo de ti, D. 

Irme, lejos. Morirme por un rato. Dormir una eternidad y parte de otra, quizás. 

13:27

Irme lejos y volver cuanto todo duela un poco menos, cuanto todo se arregle y ya no esté tan en ruinas, cuando todos estén bien.
Volver menos sensible, menos débil, sin esta rabia y este llanto, sin estas ganas de matar y morirme.

Volver menos yo.

Por favor. 


viernes, 11 de octubre de 2013

Despedidas.

¿Alguna vez has perdido a alguien? Duele, ¿cierto? Qué alguien se vaya de tu vida tan de repente te deja en shock, en ese momento no puedes creerlo, piensas  que es una broma de alguien tan insensible, piensas en que esa persona llegara sana y salva y tú irás a su encuentro, le darás un golpe por haberte asustado tanto pero después lo abrazarás, ahogando tus sollozos en el espacio entre su cuello y su hombro, le dirás lo mucho que lo(a) quieres y que no vuelva a darte un susto así. Pero en realidad no sucede nada de eso. Esa persona nunca llega a ti. Nunca le das ese golpe y ese abrazo. No puedes decirle el "te quiero" o el "te amo" que tienes atorado en la garganta. Ni siquiera puedes ver sus ojos una última vez. No tienes nada de eso. 
Te deja un vacío en ti que sientes que el mundo se puede acabar en un parpadeo, en un aleteo de una mariposa. -Vacío. Tan profundo y solitario. Tan oscuro y tan presente. Tan pesado e inundado de lágrimas. Tan lleno de recuerdos.- Lo único que puedes hacer es decir "adiós" aunque sientas que te arrancan un trozo de ti. 
Llega el día de despedirse. Para siempre.
El lugar esta lleno de personas. De familiares que no siquiera conoces. Con sus ropas negras, así como las nubes que adornan el cielo ese día. -Murmullos. Pésames. Abrazos de personas desconocidas. Lágrimas (algunas hipócritas).- Tú solo quieres irte. Quieres que esa persona llegue y diga que todo es una broma. Que llegue con esa risa suya y esa sonrisa en los labios. Que llegue abrazándote y pidiendo una disculpa por tan insensible broma. Pero nunca llega. Tu mente se va y tu cuerpo sigue ahí. Rodeado de esas personas. -Tan lejana. Tan distante y triste. Tan abandonada y rota. En pedazos. El alma tambaleado dentro. La cordura puesta en duda. La sonrisa desaparecida y en alerta de búsqueda. En riesgo de tormenta interna.- Los recuerdos pasan por tu mente como una vieja película. Puedes escuchar esa canción que sonaba en la radio en aquel viaje en carretera mientras la lluvia caía por la ventana e iban tarareando junto a sus amigos esa canción - I want to know, have you ever see the rain, coming down on a sunny day?- O ese día en el parque,  una tarde de otoño, mientras veían las hojas caer. 

Sabes que es hora de decir adiós. Que es la palabra más difícil de decir. Porque significa olvidar. Significa irse para siempre. Significa sobrevivir a base de recuerdos. Significa que es el final. 

Pero es necesario decir adiós. Necesario para seguir adelante. Para recordar los buenos momentos y olvidar los malos. 

Miras hacia el cielo. Una pequeña sonrisa aparece en tus labios.

Adiós. Gracias por salvarme. No pude haber pedido un héroe mejor.
Por ese: "Sólo sé tú. Porque eso es lo suficientemente bueno para mi." Por tus sonrisas. 

Gracias.

"La vida es demasiado corta para ser serios." - C.M. 

lunes, 30 de septiembre de 2013

Madrugadas.

La madrugada se llena con un "Te amo" atorado en la garganta, con un abrazo cálido, con un beso pintado en la mejilla, ese que ella te dejo hace varias horas atrás, cuando la dejaste en su casa después de haberla invitado un café, donde pasaron el tiempo leyendose, conociendo las historias detrás de cada cicatriz, la madrugada se llena de paseos sin rumbos, esos que das con ella cuando te llama y no puede dormir y lo único que piensas es en verla, se llena de  miradas somnolientas y abrazos lánguidos-tanto que parecen que no existen- se llena de pensamientos suicidas-rara vez son alegres- se llenan de llamadas de arrepentimientos-tal vez debas dar esa disculpa a esa persona a la que le hiciste daño antes de que llegue el mañana- se llena de palabras de amor no dichas, se llena de adolescentes llorando, de peleas absurdas o tal vez no tan absurdas, de cortes, de alcohol, de cigarros, de corazones rotos, de personas buscando(se) algo que perdieron hace mucho tiempo-quizás un amor, una mirada perdida en una tarde de otoño- se llena de palabras de odio, de miradas al espejo y de lágrimas cayendo.
Está llena de demasiadas cosas. Demasiadas.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Regrésame.

Hoy he llegado a casa y he olido tu colonia al pasar frente a tu abrigo, ese que olvidaste llevarte aquél 05 de Diciembre, o tal vez lo dejaste apropósito, tal vez tenía demasiados recuerdos en él que no soportarías tenerlo sobre tu piel de nuevo, tal vez temías que los recuerdos ardieran en tu piel y dejaran alguna marca permanente, tal como lo están en tu alma.
Seguí el camino hasta el sofá delante de la chimenea, he notado que el polvo ha encontrado un hogar en donde teníamos nuestras fotografías sobre la chimenea, esas que nos hicimos cuando fuimos a aquél concierto en medio de la noche a espaldas de mis padres.
Tus libros han dejado huecos vacíos en mi librero, esos que leías cuando el insomnio te consumía o las pesadillas te atormentaban. Siempre te juraba que no dejaría que tus demonios volvieran a atacarte, acariciaba tu cabello, susurraba aquella canción de cuna que ya nadie recuerda.
Tu bufanda aun sigue colgada en mi armario, ¿sabes? Esa bufanda gris que te regale un día nevado, quería que saliéramos a pasear pero estabas resfriado, así que nos quedamos en casa leyéndonos y tomando chocolate caliente.
Extraño despertar y verte, extraño delinear tus facciones con mis dedos, extraño tu boca roja y con forma de corazón, extraño contar tus lunares que tienes sobre tus hombros y besar el que tienes en la mejilla izquierda, extraño tus suéteres de lana, en especial aquél de color azul claro, que aunque lo lavara todas las veces que pudiese siempre tenía tu olor, extraño sentarme en la alfombra y que tú descansaras tu cabeza sobre mis piernas, mientras me escuchabas leer.

Pero sobre todo, me extraño a mi. Extraño la persona que era cuando estaba contigo. Aun sigo buscándo(nos)me. 

¿Me has visto? Si lo hiciste, dime que vuelva, que me extraño.

Vacíos.

Pero los meses se han ido. Me han dejado con vacíos en el alma. Las lagrimas salen pero sin los recuerdos. Los meses se los han llevado. Me los han arrebatado. Las canciones ya no me suenan igual. Las letras ya no me llenan ni me calan por dentro. El café que tomábamos ahora es amargo y frío. Las calles por las que caminábamos por la madrugada cuando me llamabas por que no podías dormir y salíamos a dar un paseo sin rumbo, ahora son demasiado solitarias para mi alma rota. Los suéteres ya no son suaves ni tienen tu perfume mezclado con el mío. Mi labial ya no se gasta igual, es más, ya no uso labial porque no quiero gastarlo con nadie más que contigo (no podría hacerlo aunque quisiera). El espacio junto al mío en la cama está frío. Ya no está esa huella en tu almohada, esa que siempre había cuando dormías junto a mi en las noches lluviosas, cuando el viento azotaba contra el vidrio de las ventanas. Las mañanas son demasiado frías en invierno sin tus brazos rodeándome desde atrás mientras preparo el desayuno. Pero los meses se han ido y me han dejado con vacíos en el alma.

Devuélvanme esos meses. Devuélvanme esas risas, las sonrisas, los abrazos, los atardeceres, las lluvias, los besos. 

Devuélvanme a mí, que me he estado buscando todo este tiempo.


miércoles, 11 de septiembre de 2013

Cansada.

Cansada de escuchar esos comentarios. Cansada de guardarme las lágrimas. 
Cansada de llegar a casa sin la sonrisa con la que salí de ella.
Cansada de ver a mi madre sufrir por ver llorar a su hija.
Cansada de escuchar a los demás pero no ser escuchada.
Cansada de ayudar y no ser ayudada.
Cansada de reír cuando en realidad quiero llorar.
Cansada de añorar tiempos más fáciles.
Cansada de tejer mis alas para que en un instante las tenga destrozadas de nuevo.
Cansada de dolores de cabeza después del llanto.
Cansada de fingir reír y sonreír.
Cansada de todo.
Quiero descansar y poder comenzar a ser feliz, de poder hacerles frente a los comentarios, de decir lo que siento y pienso. 
Y eso es lo que estoy haciendo. 
Por qué estoy cansada. Y ya no quiero estarlo.