domingo, 8 de diciembre de 2013

No me aleje, nunca estuve cerca.

Recorrimos el parque, las pocas hojas cobrizas caían desmayadas sobre el pasto húmedo, el parque estaba solo y el viento susurraba lentamente al rededor.

Te detuviste en un columpio, te sentaste y te sujetaste fuerte de las cadenas. Apretabas las manos y los nudillos se volvían blancos, sabía que querías decir, sabía las palabras que morían por abandonar tus labios rojos y las lágrimas saladas que tus ojos contenían, lo sabía.

Boqueaste un poco, suspiraste fuertemente y tragaste las lágrimas y preguntaste el porqué, el porqué deje de hablarte, el porqué pasaba de largo de ti, porqué deje de contestarte los "Te necesito" o los "Te amo", porqué deje de abrazarte, de sostenerte, de llamarte cuando me enviabas un "Te necesito" al móvil, de invitarte a las fiestas familiares y de escucharte, porqué me aleje y porqué  ya no era la misma.

En algún momento, las lágrimas comenzaron a caer, no supe quien fue la primera en dejar de retenerlas, de dejarlas caer, así como a la lluvia. Caían por tus mejillas hasta descansar en tus labios o perderse por tus mejillas, ¿sabes cuantas veces te vi así? Demasiadas. 

"Todo cambio y simplemente decidí alejarme."

La respuesta fue fría, como el viento que soplaba alrededor, pero había más, mucho más. 

Sucedió que quería besarte las pecas de tu rostro, de jugar con tu cabello y que descansaras tu cabeza en mis piernas o yo en las tuyas, de cantar canciones de Navidad arropadas en miles de cobijas en mi cama, de compartir el desayuno los fines de semana y pasar tiempo con mi familia, de tomarte de la mano cuando fuéramos por un café o al cine, de invitarte a las fiestas familiares y estar juntas...Sucedió que quería dejar de sentirme como "nadie" cuando hacia todo por ti, dejar de llorar y que mi madre  dejara de preocuparse por tus putos problemas, de llegar a casa y querer dormir para no pensar en ti y en todo lo que has hecho, de abrazarte y querer gritarte que te alejaras, que me dejarás en paz y que no quisieras consuelo en mi o en mi madre...

¡Joder! Quisiera borrar esos meses en los que me convertí en una idiota preocupada por ti cuando en realidad no era nadie para ti, pero sé que todo eso me hizo mejor, me hizo quien soy. Me hizo un poco menos yo.

¿Qué vas a saber tu de cumplir promesas? ¿Por qué carajo te quejas de promesas no cumplidas cuando ni siquiera tú las cumples y yo de estúpida sigo ahí, junto a ti, soportando eso?

Ya no más, quería gritarte, alejarte, olvidarte y que tú lo hicieras conmigo y te amo, puta madre, no, no lo hago más. Te quiero pero no te amo, ni siquiera sé sí seguiré queriéndote el próximo año o si este cariño se morirá y quedará algún sentimiento incómodo por todo lo vivido.

Ya casi no duele y la idea de olvidar es atractiva, seductora. 

"No me aleje, nunca estuve cerca."

Comencé a caminar de regreso a casa, sentía los rastros de lágrimas en mis mejillas ya frías, no mire atrás, sabía que si lo hacía, me quedaría y mis ruinas se convertirían en polvo y tendría que cargar con tus pedazos y sabes bien que tus pedazos tienen espinas, que te hacen sangrar y aún así preguntas el porqué.

Me dejaste en ruinas, cariño y estoy comenzando a reconstruirme.

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