martes, 24 de diciembre de 2013

Este año fue sobre crecer, y crecer apesta, la mayoría del tiempo.

"Hay más tiempo que vida."

¿Es increíble como pasa el tiempo, no? Como todo puede cambiar tan de repente, como en un año puede cambiar toda tu vida, tu forma de vestir, tu cabello, tu forma de ser, tus pensamientos, todo.

Si los años fueran libros, yo pediría mi reembolso, porque, vaya mierda que fue el 2013, por unos meses mi vida se resumió en llegar de la escuela y llorar a mares en el hombro de mi madre o en mi habitación, de sentir algo por ella que en realidad, nunca, jamás, sera bueno. Conocí a personas que me "salvaron" que no dejaron que pensara que mi vida es una mierda, porque sé que hay personas que lo tienen peor, mucho peor. Y les debo mucho, nada nunca me alcanzará para agradecerles.

...Hay días en los que solo quiero llorar por lo perdido. Encerrarme en mi habitación, poner esa música que en esa época me hacía sentir feliz, y que ahora me causa escalofríos porque me recuerdan a esa época, en cómo todo cambio en un par de meses. Llorar y sacarme estos recuerdos en formas de lágrimas y sollozos, de que los recuerdos dejen de arderme en la piel, pero que lo hacen de una buena forma. Han pasado tantas cosas que nunca pensé que me pasarían a mi, esas cosas que dices que solo pasan en las películas...pero pasan. Y, joder, que soy una maldita adolescente.

Perdí muchas cosas, personas, me duelen ausencias, me duelen canciones y fotografías, me duelen sitios y entradas en mi diario y cartas, escondidas en mi librero, pero al perder, también gane. Gané amistades, gané nuevos recuerdos, nuevas canciones, que aunque sé que todo eso también pueden doler más adelante, tendré que disfrutarlas, porque la vida es temporal, porque nuestro cuerpo es prestado hasta nuestra muerte, pero nuestra alma guarda los recuerdos, guarda todo eso.

Algo que me marcó mucho estos días, fue cuando regresando de una posada en nuestra escuela, junto con unos amigos y nos detuvimos bajo un árbol a pasar el rato, uno de ellos dijo: "Somos una familia, y aunque a veces tenga ganas de lanzarlos en medio de la calle cuando venga un auto a toda velocidad,  lo somos." Los amigos son la familia que nosotros escogemos, la familia en la que podemos decir maldiciones sin que alguien nos reproche, que podemos sentirnos realmente libres, sin que alguien nos reproche nuestro comportamiento, que van a estar a ahí, que un día podrán dejar de hablarse por azares del destino y un día llamarles y decirles: "¡Oye! ¡Cuánto timepo! ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Y la de Diana, Kate, Jesús, Liz, Ale y Daf? ¿Camila por fin creció? ¿Ruth se cortó su largo cabello? ¿Él árbol sigue en pie?Llamales, que tenemos mucho que recordar". Eso son.


Y aunque la mayoría del año fuera una mierda, tengo buenos recuerdos, y quisiera agradecerles a esas personas que aunque sé que nunca leerán esto, aquí está.

Por todas esas mañanas en las que se asomaban por mi ventana entre clases y aunque me vieran seria, me hacían reír.
Por esos regresos a casa, bajo un sol infernal o nubes grises.
Por las risas después de llorar.
Por ayudarme a no llorar en medio de clases o en los descansos.
Por esos golpes, que aunque yo me lleve la mayoría, y que me dejaron marca, son buenos recuerdos.
Por esas canciones de regreso a casa o en el salón vacío.
Por esas tardes en el cine, riéndonos a todo pulmón por la plaza.
Por esas noches de conversaciones.
Por esas tardes, bajo ese árbol.
Por esos abrazos, cuando creía que todo estaba jodido.
Por esos besos en la mejilla.
Por las fotografías.
Por las sonrisas.
Por esas lágrimas.
Por las risas.
Por no dejarme, aunque sea insoportable.
Por lo vivido.
Gracias.

Feliz Navidad o feliz martes.
Feliz Año Nuevo.

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