lunes, 21 de abril de 2014

23:30

-¿Estarás bien?- preguntó, dándome un pequeño apretón en el hombro, tratando -inútilmente- de consolarme. Pero ella sabía que nada lo haría, que no había forma de consuelo para algo así.

-Lo estaré con el tiempo. ¿Sabes? No es la primera persona que pierdo, sobreviviré, siempre lo hago, ¿no? Es lo mejor que sé hacer, seguir. - respondí, tratando de esbozar una sonrisa y rezando por no ponerme a sollozar delante de ella.

Pero sabía que nunca lo haría, que nunca me había perdido a mí misma de tal manera. Que había sido arrancada deprisa, dejando un vacío que calaba cada vez que respiraba, que las lágrimas no me alcanzaban para expresar la tristeza. ¿Cómo se sobrevive cuándo te pierdes? ¿Cómo reconstruir algo que está hecho polvo? 
Pero sigues, tienes que hacerlo, fingiendo una sonrisa, fingiendo un brillo en la mirada. 
Tú ya no estás ahí. Ni siquiera tus ruinas lo están. Es sólo polvo de lo que alguna vez fuiste. 


Me da un último apretón en el hombro y se va, con su cigarro muriendo en sus labios y permanezco ahí, mirando el vapor de mi café, deseando desaparecer en el aire como lo hace el vapor. Silencioso, indoloro, pacífico. 



Y suspiro, viendo el pequeño trozo de mi vida -lo que queda de ella- escapar de mis labios. 

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