domingo, 11 de junio de 2017

I'd spend the rest of my life standing here talking.

El sol brillaba y la carretera se extendía frente a nosotros. El aire entraba por la ventana alborotando mi cabello, Drew conducía con una mano en el volante y apoyaba su cabeza en la otra. Habíamos salido temprano de casa, porque ese había sido el plan de todos. Aunque ya sabíamos que Anna, Valeria y Daniel llegarían tarde hasta a su propio funeral.

En la radio sonaban canciones de Kings of Leon, Colplday, Bon Jovi...y me recordaban porque amaba tanto las carreteras. Las curvas, las subidas y bajadas, las montañas, el cielo azul, el sol brillando sobre la piel, el viento entrando por la ventana.

Fue un viaje de 2 horas hasta llegar a la playa, seguía siendo bastante temprano por lo que la playa estaba sola. La arena estaba caliente bajo nuestros pies y el mar cristalino parecía eterno. Armamos la sombra, bajamos las sillas y esperamos 20 minutos hasta que llegaron los demás en el auto de Valeria. Daniel venía luchando contra todas las bolsas y toallas, mientras Valeria y Anna bajaban la comida.

Nos sentamos todos bajo la sombra, platicando y riendo, mientras la playa comenzaba a llenarse de gente, hasta que decidimos que era momento de entrar al agua. Anna y Valeria corrieron cual niños hacia el mar y Drew y yo soltamos una carcajada cuando gritaron por lo fría que estaba. Bueno, era Abril y el agua seguiría fría por un tiempo, por lo menos hasta Junio o Julio.

Nadamos un rato, nos empujábamos, nos perseguíamos, Drew nos gritaba a mí, Valeria y Anna cuando nos veía como hormigas cuando nos alejábamos mucho. Se reían de mí cuando nadábamos hasta lo más hondo y yo no podía tocar la arena y todos los demás sí (excepto Daniel, él es tan bajito como yo). Que hijos de puta.

Regresamos a nuestro lugar hambrientos, nos sentamos un rato sin hacer nada más que hablar. Comenzamos a jugar verdad o reto, Anna y yo terminamos tomando una botella de cerveza sin manos y riendo cuando nos quemó la garganta. El ambiente era caluroso, el sol brillaba más a esa hora del día, el mar se iba viendo más azul conforme pasaban las horas.

Regresamos al mar, seguimos nadando hasta que nuestros cuerpos pidieron otro descanso y el sol comenzó a bajar. Comencé a sentirme un poco mal, mientras escuchaba a Valeria preguntarle a Anna si quería ir a caminar para platicar, y yo sabía de que se trataba.
Se trataba de esos mensajes, del "¿Puedes amarme?" que Anna me había escrito 2 días antes a las 3 am. No eran discretos, con Valeria haciendo comentarios (no malos, pero seguían haciendo teniendo que ver con eso), con Anna enojándose cada que Drew se burlaba de mí mencionando a vino y bombones. Al final, terminamos yendo a caminar todos, la arena mojada bajo nuestros pies y las olas chocando contra la orilla. Llegamos hasta el final de la playa, nos sentamos en las rocas que había ahí y miramos el mar, Las olas chocaban más fuerte ahí, el mar parecía mucho más azul, más eterno, más salvaje. Era como esas imágenes que ves en Tumblr, las que te hacen desear estar sumergido en ese mar.



Caminamos de regreso, cuando llegamos a nuestro lugar tendimos todas las toallas para acostarnos, el cuerpo nos pesaba de tanto nadar y apenas eran las 6 de la tarde. Valeria y Anna decidieron ir a nadar de nuevo, mientras Daniel, Drew y yo nos levantábamos de las toallas y nos sentábamos en las sillas. Platicábamos de todo, mientras el sol bajaba cada vez más, el malestar del asunto se había escondido en algún rincón de mi mente, ahora solo disfrutaba de lo que restaba de la tarde.

Valeria y Anna volvieron y se unieron a nuestra plática, comenzamos a recordar las estupideces que hacíamos en la secundaria, de las estupideces que hicimos la última vez que nos vimos y las estupideces que hacemos ahora. Deseé poder quedarme siempre en ese lugar con esas personas.
Podría pasar el resto de mi vida aquí hablando.


A pesar de todos los años, a pesar de las peleas, los enredos y los corazones rotos, seguíamos ahí. A pesar de los años y de las cosas que se vienen, sé que seguiremos estando en la vida de los demás.

El sol daba su último respiro cuando comenzamos a guardar las cosas.
Cuando el sol murió, nos subimos a los autos, Drew y yo delante del auto de Valeria.
La única luz era la de los faros del auto.
Nuestro regreso a casa.

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