martes, 31 de diciembre de 2013

Sobre cómo medir un año, cómo volver a empezar.

Five hundred twenty-five thousand
Six hundred minutes
How do you measure, measure a year?

In daylights, in sunsets, in midnights
In cups of coffee
In inches, in miles, in laughter, in strife.

In five hundred twenty-five thousand
Six hundred minutes
How do you measure
A year in the life?

How about love?
How about love?
How about love? 

Measure in love

Seasons of love. 

Seasons of love.

Es el último día del año, a partir de la medianoche todo vuelve a empezar, todos se levantan de sus asientos, llaman a los niños que están en el patio delantero jugando, tus tíos y padres tienen una copa en la mano y los más pequeños ya están abrazando a los demás, tú sigues sentada(o), miras a la nada, tu mente sumergida en los momentos que más impactaron en tu vida ese año: una muerte que te dejo un vacío, un amor que te dejo un gusto amargo, amistades que te dieron calor en los momentos más fríos, risas que no dejaron que las lágrimas cayeran, personas que conociste y te cambiaron a mejor, canciones que te describieron a la perfección, que te salvaron.

Es triste, ¿no? dejar todo eso atrás y volver a empezar, tengo ganas de llorar, saber que pasó un año y la mitad de éste estuve en una especie de sueño, donde no sabía lo que pasaba y me limitaba a sobrevivir, no vivía, respiraba, me movía y no hablaba más de lo necesario, pero hay cosas que te despiertan, algunas de la peor forma posible, cómo cuando sueñas que caes y despiertas de un salto, cuando tienes una pesadilla y despiertas bruscamente, sudando y jadeando, con la piel erizada y tus ojos abiertos como platos; otras, son cuando te despiertas tranquilamente, cómo si alguien te zarandeara suavemente, diciéndote al oído: "Es hora de despertar." Es hora de vivir. 
Supongo que mi despertar fue una combinación de todas esas, pero al despertar, perdí a alguien, que aunque nunca me conoció y ahora nunca conoceré, lo amé. Su sonrisa melancólica siempre la tendré grabada. Uno de mis héroes. Cuando desperté me di cuenta de muchas cosas, me di cuenta de que estaba comenzando a vivir una vida que no era mía, incluso Madeline me lo dijo: "Es bastante triste, es como si estuvieras viviendo su vida." Si, Madeline, fue bastante triste. El sacarme todo eso en formas de lágrimas, fue quitarme los restos de sueño que quedaban en mi; llorar está bien, está bien sacar todo lo que tienes dentro. 
Dirán que ya esta muy usado o que será típico o que lo digo de moda, pero es que la verdad me importa un carajo lo que piensen de esto, pero, cuando vi "Las Ventajas De Ser Invisible" fue cuando me di cuenta de que no podía seguir así, de que era momento de empezar a vivir, y cuando la película termino al son de "Heroes" de David Bowie, rompí en llanto. 

No podía seguir así, los días antes de salir de vacaciones de verano, me la pasé evitando a esa persona, no quería seguir viviendo su vida, y cuando salí de vacaciones fue como tocar el cielo, hablé con otras personas, cambie mi forma de pensar, tuve un poco más de seguridad en mí misma, mi forma de vestir cambio un poco, mi gusto en música se amplio, y cuando llegó el día de regresar a clases, regresé despierta, cuando hablé de nuevo con esa persona, ese sentimiento que llegué a llamar amor, comenzó a convertirse en rabia, rabia por las lágrimas que me provocó, por los insomnios llenos de preocupación mientras ella descansaba tranquilamente, por esas tardes donde le escuchaba y cuando yo quería que me escuchara cambiaba de tema, pero la rabia nunca es buena, pasé días sin hablarle, ya no era lo mismo,  nunca volverá a ser lo mismo, ella también cambio, mucho. Con el paso de los días, traté de que todo volviera a la normalidad y lo logré un poco, esa rabia regresa algunos días y cuando lo hace, me alejo.

 Lo siento, pero es momento de que yo viva, momento de que deje de preocuparme por problemas que no son míos y por una vida que no es mía y que tuve el erro de tratar de vivir. Estaba convirtiéndome en ti.
Comencé a salir con chicos con los que había dejado de hablar, con los que reinaba la risa a cada momento y en los que podías confiar, que no dejaban que las lágrimas cayeran, ellos son vida y me alegró de tenerlos en la mía.

Han pasado tantas cosas, cosas que tengo que dejar atrás y comenzar a vivir, de nuevo. No puedo volver a "dormirme", a limitarme a sobrevivir. 

He llorado, reído, sonreído, odiado, amado, abrazado a personas a las que espero no soltar nunca y que ellas no me suelten a mi, he despertado. 

Hace días leí en un libro: ¿Para qué esperar el mañana? Si el hoy lleva una vida entera esperándote.

¿Para qué esperar? Cuando el reloj marque las doce, levántate de tu asiento, abraza a toda tu familia, deseales un buen año, llora si tienes ganas de hacerlo, no sabes lo que te espera el mañana, pero vive el hoy. Déjate la garganta cantado con tus amigos en una madrugada, llora abrazada(o) a alguna persona especial una noche, vuelve a leer ese libro que te marcó tanto y llora de nuevo con el final, ríe con cada idiotez que hagas, aprende de tus errores, ve al cine tantas veces quieras, ve películas tristes y llora a moco tendido en la sala de tu casa o mira una de risa y ríe hasta que no puedas respirar, sal a pasear en otoño, ve a la playa en verano, quédate arropada junto a tus amigos tomando chocolate caliente en invierno, escucha música a todo volumen o has un viaje en carretera. Vive.

Yo lo haré, viviré por Cory, por las personas a las que perdí y por las que gané, por las experiencias que me faltan por vivir y por la gente a la que amo, por mi familia, por esas canciones, películas, libros que me hicieron despertar y agradecer todo esto.

Y aunque algunos de ustedes este en el suelo, que parece tan difícil levantarse...Busquen la forma de hacerlo, porque pueden levantarse, salir de ese pozo que parece tan profundo, ya sea por su propia mano o con ayuda de alguien más, pero háganlo. 

Vivan.

10, 9, 8, 7, 6 ,5 , 4, 3, 2, 1. Feliz año nuevo. 

Comencemos de cero, cariño.

Una sonrisa es un buen comienzo...
Regálame una.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Miedo y besos encontrados.

"Tengo que irme." Dijiste, levantándote de tu asiento, diste un par de pasos a la puerta y te seguí, me miraste y pasaste tus brazos alrededor de mi cuello, me diste el típico beso en la esquina de la boca, te quedaste así unos minutos; las manos me sudaban, el corazón me retumbaba en los oídos...

¿Recuerdas aquel día que me pediste un beso? El primero que darían tus labios contra los míos, ya no sería en la mejilla o en la esquina de la boca. Acepté, lo quería, lo queríamos, pero habían demasiados testigos, serían demasiados dedos señalando y demasiados comentarios hirientes. No quería que pasaras por eso. Ninguna de las dos. No quería remordimientos por ser como soy. Por amar lo que amo. Decidimos que en privado, pero no en ese momento, no ese día.
Más tarde, mientras bailábamos en la fiesta por las vacaciones de invierno, acercaste tu boca a la mía, pensé que lo harías, y el miedo se apodero de mi, no era yo en esos momentos, nunca lo soy fuera de casa o fuera de mi mente, pero te decidiste por el beso en la esquina de la boca, y el tema del beso quedo flotando, inconcluso.

Hace horas que te fuiste, que pasamos la tarde entre risas de nuevo y maldiciendo cosas que solo nosotras comprendemos, que me hablaste con el mote cariñoso que me diste al día de conocernos por primera vez, hubo ratos en los que estuve callada, pensando en como decirte si podía besarte, que si podíamos terminar lo inconcluso, tal vez así podría dejar de comerme la cabeza pensando que pasaría si lo hiciera, si tal vez por fin podría dejar de lastimarme con tus pedazos y seguir.

...El corazón me retumbaba en los oídos, alejaste un poco tu cara de mí, y por unos minutos los labios se rozaron, como el aleteo de la mariposa, y los presionaste junto a los míos, rápido, sin dar tiempo al miedo, nunca podré hablar de esto con nadie, porque, sé que para ti quedará en el olvido, tal vez. Lo deseo, porque una parte de mi tiene miedo de volver a ser la idiota que pasaba las tardes con el alma en un hilo por ti, no quiero volver a eso. No puedo. No saltaron chispas, no me marcó. Supongo que tendría que sentirlo, pero no lo hago, porque prefiero no sentir nada por ella que a sentir algo y seguir lastimada por sus espinas.

Al final, nos separamos y seguimos como si nada o eso queríamos creer, no sé que pensaste de todo eso, no sé si por la noche te comiste la cabeza por el beso, no lo sé, y no sé si quiero saberlo.

Ojalá lo olvides. Ojalá no te haya marcado. Ojalá no sientas nada. Lo siento.

Será nuestro secreto, cariño.

martes, 24 de diciembre de 2013

Este año fue sobre crecer, y crecer apesta, la mayoría del tiempo.

"Hay más tiempo que vida."

¿Es increíble como pasa el tiempo, no? Como todo puede cambiar tan de repente, como en un año puede cambiar toda tu vida, tu forma de vestir, tu cabello, tu forma de ser, tus pensamientos, todo.

Si los años fueran libros, yo pediría mi reembolso, porque, vaya mierda que fue el 2013, por unos meses mi vida se resumió en llegar de la escuela y llorar a mares en el hombro de mi madre o en mi habitación, de sentir algo por ella que en realidad, nunca, jamás, sera bueno. Conocí a personas que me "salvaron" que no dejaron que pensara que mi vida es una mierda, porque sé que hay personas que lo tienen peor, mucho peor. Y les debo mucho, nada nunca me alcanzará para agradecerles.

...Hay días en los que solo quiero llorar por lo perdido. Encerrarme en mi habitación, poner esa música que en esa época me hacía sentir feliz, y que ahora me causa escalofríos porque me recuerdan a esa época, en cómo todo cambio en un par de meses. Llorar y sacarme estos recuerdos en formas de lágrimas y sollozos, de que los recuerdos dejen de arderme en la piel, pero que lo hacen de una buena forma. Han pasado tantas cosas que nunca pensé que me pasarían a mi, esas cosas que dices que solo pasan en las películas...pero pasan. Y, joder, que soy una maldita adolescente.

Perdí muchas cosas, personas, me duelen ausencias, me duelen canciones y fotografías, me duelen sitios y entradas en mi diario y cartas, escondidas en mi librero, pero al perder, también gane. Gané amistades, gané nuevos recuerdos, nuevas canciones, que aunque sé que todo eso también pueden doler más adelante, tendré que disfrutarlas, porque la vida es temporal, porque nuestro cuerpo es prestado hasta nuestra muerte, pero nuestra alma guarda los recuerdos, guarda todo eso.

Algo que me marcó mucho estos días, fue cuando regresando de una posada en nuestra escuela, junto con unos amigos y nos detuvimos bajo un árbol a pasar el rato, uno de ellos dijo: "Somos una familia, y aunque a veces tenga ganas de lanzarlos en medio de la calle cuando venga un auto a toda velocidad,  lo somos." Los amigos son la familia que nosotros escogemos, la familia en la que podemos decir maldiciones sin que alguien nos reproche, que podemos sentirnos realmente libres, sin que alguien nos reproche nuestro comportamiento, que van a estar a ahí, que un día podrán dejar de hablarse por azares del destino y un día llamarles y decirles: "¡Oye! ¡Cuánto timepo! ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Y la de Diana, Kate, Jesús, Liz, Ale y Daf? ¿Camila por fin creció? ¿Ruth se cortó su largo cabello? ¿Él árbol sigue en pie?Llamales, que tenemos mucho que recordar". Eso son.


Y aunque la mayoría del año fuera una mierda, tengo buenos recuerdos, y quisiera agradecerles a esas personas que aunque sé que nunca leerán esto, aquí está.

Por todas esas mañanas en las que se asomaban por mi ventana entre clases y aunque me vieran seria, me hacían reír.
Por esos regresos a casa, bajo un sol infernal o nubes grises.
Por las risas después de llorar.
Por ayudarme a no llorar en medio de clases o en los descansos.
Por esos golpes, que aunque yo me lleve la mayoría, y que me dejaron marca, son buenos recuerdos.
Por esas canciones de regreso a casa o en el salón vacío.
Por esas tardes en el cine, riéndonos a todo pulmón por la plaza.
Por esas noches de conversaciones.
Por esas tardes, bajo ese árbol.
Por esos abrazos, cuando creía que todo estaba jodido.
Por esos besos en la mejilla.
Por las fotografías.
Por las sonrisas.
Por esas lágrimas.
Por las risas.
Por no dejarme, aunque sea insoportable.
Por lo vivido.
Gracias.

Feliz Navidad o feliz martes.
Feliz Año Nuevo.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Cielo sin memoria.

Estos días me los he pasado mirando el cielo, el cielo no tiene memoria, puede pasar miles de desastres en nuestras vidas y el Sol aún seguiría saliendo, enorme y brillante allá arriba con el mar azul a su alrededor, si, habrá días grises, días en que el cielo llorara por ti o contigo, pero el Sol seguirá empeñandose en salir, así como tú te esfuerzas en levantarte cada mañana, y levantarse vale la pena por sentir ese calorcito en tu piel, como risas de niños corriendo por tu piel, ese dolor en tus párpados por cerrarlos tan fuerte para que el Sol no se filtre en tu pupila y en la noche, la Luna siempre estará ahí, en realidad, nunca se va, siempre está ahí, supongo que eso tenemos en común, la noche es muy diferente, en la noche todo es más doloroso o más feliz, lo doloroso es cuando recuerdas las cosas buenas, las cosas felices y sabes que las has perdido, para siempre y están las cosas tristes, que se repiten en tu cabeza, que forman un torbellino y da vueltas y vueltas y terminas atrapada en él toda la madrugada y lo feliz es cuando pasas la noche con alguien querido, déjame decirte que esas noches no se comparten con cualquiera, esas noches están reservadas para alguien con el mismo dolor, con la misma manía de recordar en esas madrugadas sin corazón, en las que te rompes, ya sea a reír o a llorar, pero te vuelves añicos,  porque las ojeras no son lo mismo sino son por desvelarte recordando, encerrada en un abrazo y cuando el Sol vuelve a levantarse, la mañana acompañada de una sonrisa desafinada y ojos hinchados del llanto, pero de algún modo, fue una noche feliz. Lo sabes. Porque amas ese dolor feliz, una especie de felicidad dolorosa.

Tal vez tu vida no es feliz, pero ese día, esa noche o este día o esta noche, estas contenta, una cercanía a la felicidad. 

domingo, 8 de diciembre de 2013

No me aleje, nunca estuve cerca.

Recorrimos el parque, las pocas hojas cobrizas caían desmayadas sobre el pasto húmedo, el parque estaba solo y el viento susurraba lentamente al rededor.

Te detuviste en un columpio, te sentaste y te sujetaste fuerte de las cadenas. Apretabas las manos y los nudillos se volvían blancos, sabía que querías decir, sabía las palabras que morían por abandonar tus labios rojos y las lágrimas saladas que tus ojos contenían, lo sabía.

Boqueaste un poco, suspiraste fuertemente y tragaste las lágrimas y preguntaste el porqué, el porqué deje de hablarte, el porqué pasaba de largo de ti, porqué deje de contestarte los "Te necesito" o los "Te amo", porqué deje de abrazarte, de sostenerte, de llamarte cuando me enviabas un "Te necesito" al móvil, de invitarte a las fiestas familiares y de escucharte, porqué me aleje y porqué  ya no era la misma.

En algún momento, las lágrimas comenzaron a caer, no supe quien fue la primera en dejar de retenerlas, de dejarlas caer, así como a la lluvia. Caían por tus mejillas hasta descansar en tus labios o perderse por tus mejillas, ¿sabes cuantas veces te vi así? Demasiadas. 

"Todo cambio y simplemente decidí alejarme."

La respuesta fue fría, como el viento que soplaba alrededor, pero había más, mucho más. 

Sucedió que quería besarte las pecas de tu rostro, de jugar con tu cabello y que descansaras tu cabeza en mis piernas o yo en las tuyas, de cantar canciones de Navidad arropadas en miles de cobijas en mi cama, de compartir el desayuno los fines de semana y pasar tiempo con mi familia, de tomarte de la mano cuando fuéramos por un café o al cine, de invitarte a las fiestas familiares y estar juntas...Sucedió que quería dejar de sentirme como "nadie" cuando hacia todo por ti, dejar de llorar y que mi madre  dejara de preocuparse por tus putos problemas, de llegar a casa y querer dormir para no pensar en ti y en todo lo que has hecho, de abrazarte y querer gritarte que te alejaras, que me dejarás en paz y que no quisieras consuelo en mi o en mi madre...

¡Joder! Quisiera borrar esos meses en los que me convertí en una idiota preocupada por ti cuando en realidad no era nadie para ti, pero sé que todo eso me hizo mejor, me hizo quien soy. Me hizo un poco menos yo.

¿Qué vas a saber tu de cumplir promesas? ¿Por qué carajo te quejas de promesas no cumplidas cuando ni siquiera tú las cumples y yo de estúpida sigo ahí, junto a ti, soportando eso?

Ya no más, quería gritarte, alejarte, olvidarte y que tú lo hicieras conmigo y te amo, puta madre, no, no lo hago más. Te quiero pero no te amo, ni siquiera sé sí seguiré queriéndote el próximo año o si este cariño se morirá y quedará algún sentimiento incómodo por todo lo vivido.

Ya casi no duele y la idea de olvidar es atractiva, seductora. 

"No me aleje, nunca estuve cerca."

Comencé a caminar de regreso a casa, sentía los rastros de lágrimas en mis mejillas ya frías, no mire atrás, sabía que si lo hacía, me quedaría y mis ruinas se convertirían en polvo y tendría que cargar con tus pedazos y sabes bien que tus pedazos tienen espinas, que te hacen sangrar y aún así preguntas el porqué.

Me dejaste en ruinas, cariño y estoy comenzando a reconstruirme.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Cartas a Agridulce.

"Las luces te guiarán a casa y encenderán tus huesos y yo intentaré repararte."

Hola Ann.

Quisiera algún día tener el valor de decirte que leas esto, pero no lo haré.
Lo intenté. Lo estoy intentado. 
Mantener esa promesa en difícil, ¿sabes?
Permanecer a tu lado mientras te destruías, mientras lo haces. Intente repararte, te escuche, mi madre lo hizo. 
Cuando lloraste en el auto y mi madre y yo también lo hicimos. Cuando te conocí, encontré a una persona que era "igual" a mi, alguien con quien me encontraba cómoda, con quien hablar de ciertos temas de los que nadie sería capaz de hablar y que no contaría nada. Me completabas.
En estos últimos meses me he notado rara contigo, hay días en los que sólo quiero alejarte, gritarte que te odio y que ya no quiero llorar, que ya no quiero más noches en vela preocupada por ti y las marcas de demonios en ti, quiero hacer como que no te conozco y que no tengo nada en común contigo. Gritarte tus errores y que te alejes y nunca más me dirijas la palabra y que si algún día nos cruzamos por la calle, voltearnos la cara y hacer que no tenemos ningún dolor en el pecho ni lágrimas contenidas.
Y entonces están esos días, días en los que quiero recostarme en tus piernas y que juegues con mi cabello o yo con el tuyo, besarte las pecas que tienes en el rostro, tomarte de la mano e ignorar los comentarios, decirte lo mucho que te quiero y que tú me correspondas, ser cursi contigo y que tú lo seas conmigo.
Pero sé que no encontraré nada de eso contigo. No lo haré. Y aunque sé que podrías hacerlo, no lo harás. No sientes igual que yo. Y eso esta bien, porque no quiero cargar con tus pedazos. Si, suena cruel, pero estoy cansada de hacerlo, cansada de que rompas tus promesas y yo...Yo quede como "nadie".

Me has hecho llorar tanto. Justo como lo hago ahora. 
Te acabas de marchar a casa, después de pasar el día juntas, de compartir la cama y el desayuno y pasar tiempo con mi familia y si, es cruel, pero todo ese tiempo he querido que te marcharas, que me dejarás con este sentir. Que te alejarás y me dijeras que ya no querías saber más de mi.

A veces quiero decirte "Basta. Aquí me bajo. Ya no más." Pero tengo mi promesa, es lo único que me retiene. Eso y el poco cariño que me está quedando. 
Intente arreglarte. Lo estoy intentando, pero no sé cuando tiempo más lo aguante.
Espero algún día me perdones si por azares del destino no cumplo esa promesa. 
Y si no lo haces, entonces, gracias por todo. 
Mi recuerdo agridulce.
                                                                                                           Rose.