jueves, 2 de noviembre de 2017

Cada 02 de noviembre.

Y me duele.
Me duele en el alma y en el cuerpo, se me hace un nudo en la garganta por todos aquellos que se fueron.
Los que conocí.
Los que no alcance a conocer.
Los que conocí pero era tan pequeño que son simples borrones en mi memoria.
Me duele por ellos, porque ahora sé lo que es la pérdida.
Me duele por ellos porque quisiera que no conocieran tal dolor.
Me duele porque quisiera que fueran eternos, porque aún no se van y ya me duele, porque en solo pensar en eso hace que el pecho se me estruje y quiera romper a llorar.
Cuando llegamos al cementerio y recorrimos ese largo camino con toda esa gente y llegamos a las tumbas de la familia de mi abuelo y mi abuela comenzó a rezar, pensé en que aunque no crea en la religión (ya no tanto como antes o ya no completamente) creo en la espiritualidad. Creo en el descanso eterno, en otros planos.
Y espero todas esas almas, que son millones, encuentren el descanso eterno, que encuentren la paz.
Quise ir a ver su tumba, pero no recordé el camino, aquel que recorrí hace dos años es un borrón en mi memoria y tampoco tuve el valor de preguntar a alguno de los dos.
 Me gustaría haberle llevado flores, pero también sé que me gustaría haber ido a verle solo, porque me duele.
Y sé que siempre dolerá, aunque sé que el dolor puede menguar, porque es parte de la vida, es lo que nos hace humanos.
Espero estén bien todos ustedes, siempre los recordaremos.
Los amo, siempre.

"La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo. 
-Isabel Allende.

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