jueves, 13 de noviembre de 2014

19:49

Si siguieras aquí, podría contarte que desperté rota.
Con mis bordes filosos y que corte a alguien con ellos.
Si siguieras aquí, podría contarte como esa persona se fue y en el instante en que la puerta se cerro tras de ella, lloré de verdad.
Porque conoces mi llanto, sabes que no hago más que soportar los sollozos y que trato de guardarlos dentro.

Si siguieras aquí, podrías haberme escuchado gritar por primera vez mientras lloraba.
Si siguieras aquí, podrías haber visto mis ojos rojos y mis ojeras marcadas. Podrías haber visto como lanzaba todo a mi paso.
Podrías haberme visto destrozarme un poco más.

Si siguieras aquí, podrías haberme visto quedarme en silencio.
Si siguieras aquí, podrías haberme visto limpiarme las lágrimas e ir a ponerme rímel y labial como si no hubiera tenido un ataque de histeria minutos atrás.
Podrías haber visto como volvía a juntar mis propias piezas. Podrías haberme tenido miedo. (Porque yo lo tuve.)
Podrías haber visto como después, esa persona regreso aún con la herida fresca a casa.
Y podrías haberme visto pedirle perdón por primera vez a alguien que herí con mis muros.

Si siguieras aquí, podrías haber visto como el día transcurrió con tranquilidad mientras pasaba la tarde con amigos.
Si siguieras aquí, sabrías que lo que más necesitaba era romperme un poco.
Y que aún necesito hacerlo.

Si siguieras aquí.
Pero ya no lo estás. Y no creo que vuelvas.


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