Y me abrazo.
Envolvió sus brazos a mi alrededor y me apretó fuerte.
Te extraño, dijo.
Le envolví en mis brazos.
Escondí mi cara en su hombro.
Le abracé fuerte.
Te extraño, repitió.
Nunca me fui, quise decirle.
Pero las palabras se negaron a salir de mi boca.
De verdad lo hago, volvió a decir.
Y comprendí.
Solo atiné a abrazarle más fuerte y decirle que que también le extrañaba.
Y sé que entendió.
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