Creí haber retrocedido kilómetros, pero me he dado cuenta de que nunca me he movido.
Y creí que al escribir sobre esto todo se haría peor, pero mientras tecleo veo que no avanzo hacia ese lugar. Porque regresar ahí es volver a mi antiguo yo. Alguien a quien odio.
No sé que más decir.
Porque no sé si tú alguna vez habrás sentido eso, que no eres suficiente, que llegas a extremos porque simplemente no quieres mirarte al jodido espejo. Porque constantemente tienes ese miedo. Un nudo en el estómago. Un miedo de hacer el ridículo. Te pasas la tarde leyendo y escuchando música y tus padres piensan que es porque no quieres hacer nada cuando en realidad solo quieres dejar de pensar.
Dejar de tenerle miedo al espejo, de tenerte compasión.
Hay personas que nacen con suerte y todo les va bien y después estoy yo, que me he pasado mi vida preguntándome donde está la mía. Y si es que existe.
Y esto es lo malo de no hablar con nadie, nunca hablo con nadie sobre esto. Y ese tipo de pensamientos que quiero evitar comienzan a aparecer de nuevo.
No todo es malo. Hay días buenos en los que pienso que nunca volveré a ese lugar. Días en que puedo creer que puedo hacer todo en mi vida. Que quizás, encontré mi suerte.
Y después, me veo al espejo. Veo el modelo de belleza que la sociedad impone. Y simplemente vuelvo a ese lugar, comienzo a decirme que soy una tonta por pensar que podré hacer todo lo que sueño.
Y si, sé que atraemos lo que pensamos, también sé que yo soy parte de la sociedad y que todos los demás también y que están al tanto de lo mal que está y no hacen nada para mejorarla.
Solo quiero dejar de pensar.
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