Son días raros, porque he estado tratando de aprender a que no hay nada malo con sentirme femenina, que comer no debería hacerme sentir culpable y a no llorar en los probadores.
Me he forzado a dejarme sentir y ha seguir buscando ropa que me haga sentir bien cuando me vea al espejo aunque odie la persona que se refleja en él.
He tratado de no contar las veces que como en el día, de no repasar en mi cabeza exactamente que comí ni de pensar en las calorías que llevo.
Trato de ya no profundizar en los oscuros pensamientos, en usar labial y no llorar y no quitármelo con el dorso de la mano.
No he hablado con nadie sobre ver a un profesional, porque pienso que me dirán que no lo necesito y yo también lo creo de algún modo (pero en algún punto, sé que también lo necesito).
Son días raros, porque estoy esperando a estrellarme de nuevo, estoy esperando el dolor y el entumecimiento. Pero tengo que poner mi vida en orden, no puedo vivir toda mi vida de esa manera, necesito cambiar, convivir con el dolor y no huir de él.
Necesito aceptar todo lo que siento, a no descartarlo, a dejarme sentir cosas buenas por alguien de nuevo, a aprender que la comida y la culpa no tienen nada que ver, estoy tratando.
Y aunque vea la inevitable caída, trataré de seguir.
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