miércoles, 30 de noviembre de 2016

Otro otoño más.

Las 2 am.
Los ojos me pesan y sé que mañana estaré muerta en clases pero es un otoño triste. 
Y me siento mal, porque es otro día común y corriente, porque tuve que quedarme en la escuela hasta las 4 pm por un trabajo y solo atiné a llegar a casa y dormir hasta la noche. 
Odio que el mundo me cambié así, que la escuela me haga sentirme así en un día en que debería sentirme feliz.
Siento que ellos ganan, que el estrés y la presión me están quitando una parte de mí. 

Extraño el aire frío entrando por mi ventana, las letras de Yellow o alguna otra canción de Coldplay chocando contra las paredes.
Las luces de navidad iluminando la habitación. Extraño ese sentimiento de eternidad. 
El corazón me pesa. Y la cabeza solo me da vueltas pensando en el trabajo que tengo que hacer.
Dieron las doce y otro otoño más. Solo otro más. 

Pienso que es curioso que de pequeña creía que nunca llegaría a ésta edad, que pasaría algo que me borraría de la faz de la Tierra, a la vez pensaba que tendría tiempo de arreglar todo lo que era (soy).
Y ahora estoy aquí, sentada en esta habitación que ya no es mía. Con el corazón desgarrado y con mis muros en su lugar pero con mi cabeza en las estrellas.

Tal vez el próximo otoño. Tal vez. 


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