Son las 2 am.
Mi hermana duerme junto a mí.
Las únicas luces en la habitación son las luces de Navidad en las que estoy envuelta,
de alguna manera siento que impiden que me desmorone.
Y las ojeras me pesan. Y el corazón más.
Dieron las doces, mientras apoyaba la cabeza en el hombro de mi madre.
He conseguido otro otoño.
Lo conseguí y es curioso como siempre de niña, pensaba que tenía mucho tiempo para llegar a esta edad y que todos mis desastres se resolverían. Y algunos siguen aquí. Siendo más desastrosos que antes.
No estoy enojada, estoy herida. Estoy tan jodidamente herida. Y tal vez sea una tontería pero duele, carajo, duele como una puta estaca al corazón.
Ellos...me dejaron. Y me sentí tan abandonada, tan...humillada(?), tan...tan sola.
Esperaba el día de ayer con emoción porque nos reuniríamos todos para divertirnos y de todos ellos, solo 4 estuvieron. Todos esos chicos con los que había pasado tantas cosas, mi mejor amiga, mis compañeros de kinder, ´primaria, secundaria...no estaban.
Y siento horrible porque yo siempre trato de ir a todos sus eventos, a todos sus cumpleaños, trato de acompañarlos, de hacerlos sentir especiales, bien.
Y solo les dije: está bien.
Pero no estoy bien, carajo. No estoy bien. Me duele, puta madre. Me duele.
Y mi madre se dio cuenta que me encerré en el baño unos minutos y vino y me abrazó.Y solo quería quedarme ahí por siempre.
Me dijo que las personas no siempre serán y harán lo que yo creo (eso lo tengo tan claro) y que la vida se encargaría de enseñarme quién sí, quién no y quién nunca.
Tal vez mi problema es que doy demasiado y espero demasiado a cambio. Y así es como acabo.
Me sequé las lágrimas, salí y me dije que no dejaría que eso me lo arruinara, quería demostrarles que me importaban una mierda, que me iba a divertir sin ellos. Y es que no todo se cura con un puta te queremos. Lo siento, siento ser así. Pero esto no se cura con palabras.
No tengo mi viento de madrugada. No tengo mi eternidad. No tengo mi paz.
Ghost Stories Live se reproduce en mis auriculares y solo quiero apretarme más entre las luces.
Es parte de crecer. Una mierda.
Quiero regresar a este día pero del año pasado. Quiero esos sentimientos de vuelta. Quiero...
No guardo reconcor, pero no deja de doler.
Está bien, está bien. Todo está bien.
Está bien.
Got a tattoo that said "2gether thru life"
Carved in your name with my pocket knife
And you wonder when you wake up
Will it be alright?
Oh oh oh oh oh oh
Feels like there's something broken inside.
«Para aquellos que creen que todo el mundo merece un final feliz. Esto es para ti.»
lunes, 30 de noviembre de 2015
miércoles, 25 de noviembre de 2015
25/11/15.
Diste tu último aliento,
te dieron tu último beso,
casi puedo escucharla
puedo escucharla
y te dice "mi niño"
y tus hijas a tu lado
y tu sobrino, mi padre
La vida te puso una traba enorme,
pero ella siguió a tu lado
y siempre sonreía
y siempre era alegre
y tus hijas, tus hijas
con la risa tan contagiosa
como si no les doliera nada
Y mi padre,
jugando contigo
riendo como niño pequeño
Y te has ido, te has ido.
Estás ahí en algún lugar,
ya no sufriendo,
ya sin esa enorme traba
Estás con ella,
estás con todos ellos
diles que los extrañamos
que les seguimos amando y recordando
Seguro una de ellas te está haciendo reír
y estás riendo tanto que te duele el estómago
y estás bien
ya no hay miedo
pero sigue habiendo amor.
Siempre estará su amor por ti.
Descansa en paz, ahora estás bien...Estás bien. Te quiero.
te dieron tu último beso,
casi puedo escucharla
puedo escucharla
y te dice "mi niño"
y tus hijas a tu lado
y tu sobrino, mi padre
La vida te puso una traba enorme,
pero ella siguió a tu lado
y siempre sonreía
y siempre era alegre
y tus hijas, tus hijas
con la risa tan contagiosa
como si no les doliera nada
Y mi padre,
jugando contigo
riendo como niño pequeño
Y te has ido, te has ido.
Estás ahí en algún lugar,
ya no sufriendo,
ya sin esa enorme traba
Estás con ella,
estás con todos ellos
diles que los extrañamos
que les seguimos amando y recordando
Seguro una de ellas te está haciendo reír
y estás riendo tanto que te duele el estómago
y estás bien
ya no hay miedo
pero sigue habiendo amor.
Siempre estará su amor por ti.
Descansa en paz, ahora estás bien...Estás bien. Te quiero.
sábado, 21 de noviembre de 2015
De carreteras y respirar la eternidad.
Estábamos persiguiéndolo.
Tomamos la carretera desde las 9 de la mañana. Llevábamos pocas cosas, mochilas, barras de fresa y botellas de agua. Aaron conducía la camioneta, Alex iba en el asiento del copiloto con la ventana abierta, Sofía y yo en los asientos traseros. La carretera se extendía ante nosotros solitaria y el Sol era fuerte en mi piel y la brisa alborotaba el cabello de Alex.
En el radio sonaba el disco de The Baseballs y Aaron tarareaba mientras conducía, Alex contaba el último chisme del que se había enterado a Sofía y yo simplemente miraba por la ventana.
El paisaje era calmante, montañas, palmeras, el mar, el cielo tan azul que te hacía sentir libre.
Llegó un momento en el que la voz de Alex y Aaron me adormecieron y cuando desperté, me encontré mirando el mar. El auto continuaba avanzando, pero podía ver el mar a la distancia, era de un color azul pálido, ese color que toma cuando el día esta nublado. Continué mirándolo hasta que ya no había más.
Comenzamos a llegar a la ciudad, comenzaron a aparecer las tiendas, los hoteles, los departamentos, las personas caminando por las calles, los autos...
Pasamos todo el día en la ciudad, pasamos por las tiendas, con Alex cuidándonos a Sofía y a mí, como si fuéramos su hijas, Aaron riéndose de las tonterías que hacíamos, Sofía muriendo por un oso de peluche tres metros más grande que nosotros, bailando, visitando museos, caminando por las calles, arrastrando a Alex fuera de las tiendas de ropa y deteniendo a Aaron de llevarse todos los CDs del lugar.
Al momento de dejar la ciudad, alrededor de las 5 de la tarde, Aaron sugirió que pasaramos por Todos Santos, un pequeño pueblo mágico. Dejábamos la ciudad y Aaron quiso llegar a una gasolinera. Ellos entraron a la pequeña tienda, mientras yo me quedaba afuera, en una pequeña mesa con bancas. El viento corría, la carretera estaba sola y solo había 2 personas hablando junto a las máquinas de gasolina. Me recosté contra la pared y balancee mis pies, mirando hacia la carretera.
Sentía que tenía todo el tiempo del mundo, sentí la libertad llenándome los pulmones, el cielo no era del color azul puro como al principio del viaje, ahora había más nubes pero sin llegar a estar nublado y con amenaza de lluvia. Quería que días así fueran posibles de guardar para siempre de alguna forma física. Mire por la ventana de la tienda y los vi a los tres, riendo, abrazándose y empujándose por los pasillos, sintiéndose más jóvenes de lo que nunca fueron.
Retomamos la carretera, con el sol oculto entre las nubles, apenas alcanzando a ver el silver lining. Tomó un tiempo llegar al pequeño pueblo y fue como ser transportada a otro tiempo, con las calles empedradas y las construcciones hogareñas y rústicas. Llegamos a un pequeño restaurante, el lugar estaba solo y era muy acogedor. Comimos entre risas y haciendo tonterías. Al irnos, Alex dijo que pasáramos por el Hotel California. Nos sentamos afuera y tomamos fotos, cantamos un poco la canción sintiéndonos felices de estar viviendo ésto. Era domingo, el pueblo estaba solo y todo era infinito.
Los americanos nos sonreían, la gente pasaba a nuestro lado y nos saludaba sin siquiera habernos visto alguna vez en su vida (es una costumbre en éstos pueblos tan pequeños).
Llego el tiempo de ir a casa, volvimos a subirnos al auto y retomamos nuestro camino, en el radio sonaban mis canciones favoritas de Coldplay y Alex las cantaba junto conmigo. El cielo comenzó a oscurecerse cada vez más, la luz entre las nubes era cada vez menos, el viento era más frío y la carretera era iluminada por los pocos autos que regresaban junto a nosotros. Sofía estaba dormitando junto a mí, con la capucha del suéter puesta, Aaron jugaba con la radio y Alex contaba historias. Miré por la ventana de atrás de la camioneta, miré por la ventana de Sofía y miré por el parabrisas. Sentía algo parecido a lo que sentía en mi "época feliz" , algo parecido a la felicidad que me trae el invierno, algo parecido a sentirme infinita.
El paisaje estaba pintado de un color morado oscuro, ese tipo de color que solo se ve en las imágenes de carreteras en tumblr, ese color frío que te hace sentir eterno, como el viento que entra por tu ventana en invierno a las 3 am mientras escuchas Ghost Stories (Live) o a Adele en el Royal Albert Hall y las únicas luces en la habitación son las luces de Navidad.
Tenía unas pequeñas ganas de llorar, tenía ganas de respirar hondo y llenarme el cuerpo con ese sentimiento, retenerlo en mi pecho para siempre.
Son ese tipo de cosas que nunca olvidas, son ese tipo de sentimientos que te pasas persiguiendo toda la vida.
Quisiera que lo vivieran, quisiera que miraran a su alrededor y se sintieran eternos, libres y brillantes.
Así es como deberías de sentirte toda la vida.
Tomamos la carretera desde las 9 de la mañana. Llevábamos pocas cosas, mochilas, barras de fresa y botellas de agua. Aaron conducía la camioneta, Alex iba en el asiento del copiloto con la ventana abierta, Sofía y yo en los asientos traseros. La carretera se extendía ante nosotros solitaria y el Sol era fuerte en mi piel y la brisa alborotaba el cabello de Alex.
En el radio sonaba el disco de The Baseballs y Aaron tarareaba mientras conducía, Alex contaba el último chisme del que se había enterado a Sofía y yo simplemente miraba por la ventana.
El paisaje era calmante, montañas, palmeras, el mar, el cielo tan azul que te hacía sentir libre.
Llegó un momento en el que la voz de Alex y Aaron me adormecieron y cuando desperté, me encontré mirando el mar. El auto continuaba avanzando, pero podía ver el mar a la distancia, era de un color azul pálido, ese color que toma cuando el día esta nublado. Continué mirándolo hasta que ya no había más.
Comenzamos a llegar a la ciudad, comenzaron a aparecer las tiendas, los hoteles, los departamentos, las personas caminando por las calles, los autos...
Pasamos todo el día en la ciudad, pasamos por las tiendas, con Alex cuidándonos a Sofía y a mí, como si fuéramos su hijas, Aaron riéndose de las tonterías que hacíamos, Sofía muriendo por un oso de peluche tres metros más grande que nosotros, bailando, visitando museos, caminando por las calles, arrastrando a Alex fuera de las tiendas de ropa y deteniendo a Aaron de llevarse todos los CDs del lugar.
Al momento de dejar la ciudad, alrededor de las 5 de la tarde, Aaron sugirió que pasaramos por Todos Santos, un pequeño pueblo mágico. Dejábamos la ciudad y Aaron quiso llegar a una gasolinera. Ellos entraron a la pequeña tienda, mientras yo me quedaba afuera, en una pequeña mesa con bancas. El viento corría, la carretera estaba sola y solo había 2 personas hablando junto a las máquinas de gasolina. Me recosté contra la pared y balancee mis pies, mirando hacia la carretera.
Sentía que tenía todo el tiempo del mundo, sentí la libertad llenándome los pulmones, el cielo no era del color azul puro como al principio del viaje, ahora había más nubes pero sin llegar a estar nublado y con amenaza de lluvia. Quería que días así fueran posibles de guardar para siempre de alguna forma física. Mire por la ventana de la tienda y los vi a los tres, riendo, abrazándose y empujándose por los pasillos, sintiéndose más jóvenes de lo que nunca fueron.
Retomamos la carretera, con el sol oculto entre las nubles, apenas alcanzando a ver el silver lining. Tomó un tiempo llegar al pequeño pueblo y fue como ser transportada a otro tiempo, con las calles empedradas y las construcciones hogareñas y rústicas. Llegamos a un pequeño restaurante, el lugar estaba solo y era muy acogedor. Comimos entre risas y haciendo tonterías. Al irnos, Alex dijo que pasáramos por el Hotel California. Nos sentamos afuera y tomamos fotos, cantamos un poco la canción sintiéndonos felices de estar viviendo ésto. Era domingo, el pueblo estaba solo y todo era infinito.
Los americanos nos sonreían, la gente pasaba a nuestro lado y nos saludaba sin siquiera habernos visto alguna vez en su vida (es una costumbre en éstos pueblos tan pequeños).
Llego el tiempo de ir a casa, volvimos a subirnos al auto y retomamos nuestro camino, en el radio sonaban mis canciones favoritas de Coldplay y Alex las cantaba junto conmigo. El cielo comenzó a oscurecerse cada vez más, la luz entre las nubes era cada vez menos, el viento era más frío y la carretera era iluminada por los pocos autos que regresaban junto a nosotros. Sofía estaba dormitando junto a mí, con la capucha del suéter puesta, Aaron jugaba con la radio y Alex contaba historias. Miré por la ventana de atrás de la camioneta, miré por la ventana de Sofía y miré por el parabrisas. Sentía algo parecido a lo que sentía en mi "época feliz" , algo parecido a la felicidad que me trae el invierno, algo parecido a sentirme infinita.
El paisaje estaba pintado de un color morado oscuro, ese tipo de color que solo se ve en las imágenes de carreteras en tumblr, ese color frío que te hace sentir eterno, como el viento que entra por tu ventana en invierno a las 3 am mientras escuchas Ghost Stories (Live) o a Adele en el Royal Albert Hall y las únicas luces en la habitación son las luces de Navidad.
Tenía unas pequeñas ganas de llorar, tenía ganas de respirar hondo y llenarme el cuerpo con ese sentimiento, retenerlo en mi pecho para siempre.
Son ese tipo de cosas que nunca olvidas, son ese tipo de sentimientos que te pasas persiguiendo toda la vida.
Quisiera que lo vivieran, quisiera que miraran a su alrededor y se sintieran eternos, libres y brillantes.
Así es como deberías de sentirte toda la vida.
sábado, 14 de noviembre de 2015
Pequeñas cosas.
Estoy segura de que todos las tienen. Estoy segura de que todos las hacen. Todos tienen esas pequeñas cosas que los hacen saber que están bien. Que están mejorando. Pequeñas cosas que te hacen sentir bien, que te dan ilusiones, por pequeñas y tontas que parezcan.
Despertarte emocionada porque algo bueno puede pasar, escuchar Raise Your Glass mientras te bañas, verte al espejo y pensar "estoy avanzando", aplicarte labial y decir "me veo muy bonita hoy", acomodarte el cabello, ponerte el perfume que más te gusta, pintarte las uñas, imaginarte cosas buenas, sonreír al llegar al salón, probarte ropa y creer que te ves mejor que nunca, salir a la calle a divertirte sin importarte las demás personas.
No puedo hacer eso. No puedo despertarme emocionada, no puedo escuchar esa canción por la mañana, no puedo pensar "estoy avanzando", no puedo ponerme labial y sentirme bonita, no puedo acomodarme el cabello ni probarme ropa y lograr sentirme como las demás chicas. Me pongo el perfume que más me gusta porque me hace regresar a un lugar seguro pero no puedo pintarme las uñas (lo cuál pienso que es una idiotez mía) porque hacerlo significa que estoy comenzando a sentirme bien. Y prefiero no hacerlo a después estrellarme. Prefiero huir a intentarlo, enfrentarlo.
Y ese es mi problema.
Es como que tengo ganas de ver los esmaltes y todos son femeninos, bonitos. Cuando me pongo esmalte es...sentirme bonita. Bien. Normal. Es una de mis pequeñas cosas.
Pero después verme al espejo, de probarme ropa, de ver que mi "avance" en realidad es una basura, quiero llegar a casa y quitarme el esmalte. Quitármelo. Morderme las uñas hasta la cutícula. Quitarme el labial con el dorso de la mano y soltarme el cabello.
Quitarme mis pequeñas cosas.
Y antes trabaje estas cosas con un profesional, era parte del proceso, era parte de avanzar, de irme sintiendo bien porque estaba en camino a ser otra persona, alguien mejor. Alguien con confianza, supongo.
Es fácil dejarse llevar por los cumplidos, es demasiado fácil. Siento que caigo en una confianza falsa. Y me digo a mí misma "acéptalos, pruebalos, pero solo será por unos instantes".
Quiero, necesito hacer esas pequeñas cosas. Tal vez en vacaciones de invierno pueda volver a sentirme bien. Tal vez.
Solo quedan 34 días.
Solo 34. Joder.
Despertarte emocionada porque algo bueno puede pasar, escuchar Raise Your Glass mientras te bañas, verte al espejo y pensar "estoy avanzando", aplicarte labial y decir "me veo muy bonita hoy", acomodarte el cabello, ponerte el perfume que más te gusta, pintarte las uñas, imaginarte cosas buenas, sonreír al llegar al salón, probarte ropa y creer que te ves mejor que nunca, salir a la calle a divertirte sin importarte las demás personas.
No puedo hacer eso. No puedo despertarme emocionada, no puedo escuchar esa canción por la mañana, no puedo pensar "estoy avanzando", no puedo ponerme labial y sentirme bonita, no puedo acomodarme el cabello ni probarme ropa y lograr sentirme como las demás chicas. Me pongo el perfume que más me gusta porque me hace regresar a un lugar seguro pero no puedo pintarme las uñas (lo cuál pienso que es una idiotez mía) porque hacerlo significa que estoy comenzando a sentirme bien. Y prefiero no hacerlo a después estrellarme. Prefiero huir a intentarlo, enfrentarlo.
Y ese es mi problema.
Es como que tengo ganas de ver los esmaltes y todos son femeninos, bonitos. Cuando me pongo esmalte es...sentirme bonita. Bien. Normal. Es una de mis pequeñas cosas.
Pero después verme al espejo, de probarme ropa, de ver que mi "avance" en realidad es una basura, quiero llegar a casa y quitarme el esmalte. Quitármelo. Morderme las uñas hasta la cutícula. Quitarme el labial con el dorso de la mano y soltarme el cabello.
Quitarme mis pequeñas cosas.
Y antes trabaje estas cosas con un profesional, era parte del proceso, era parte de avanzar, de irme sintiendo bien porque estaba en camino a ser otra persona, alguien mejor. Alguien con confianza, supongo.
Es fácil dejarse llevar por los cumplidos, es demasiado fácil. Siento que caigo en una confianza falsa. Y me digo a mí misma "acéptalos, pruebalos, pero solo será por unos instantes".
Quiero, necesito hacer esas pequeñas cosas. Tal vez en vacaciones de invierno pueda volver a sentirme bien. Tal vez.
Solo quedan 34 días.
Solo 34. Joder.
miércoles, 11 de noviembre de 2015
De vidas, focos y pinturas.
Hace unos días, mi profesor de pintura nos pidió que escribiéramos porque nuestra vida se parece a un foco, alguien escribió que su vida se parece a un foco porque nunca sabes cuando vas a apagarte y tienes que brillar con mucha fuerza mientras puedas, así como la vida, nunca sabes cuando va a acabarse y tienes que vivirla mientras la tengas. Otros escribieron que cuando el foco se rompe, sus lados filosos pueden cortar, que son frágiles aunque no lo parezcan.
Escribí que la vida se parece a un foco porque hay personas que quieren apagar las luces más brillantes, que los toman y los tiran para hacerlos pedazos sin importarles nada; que también hay personas que sin saberlo apagan tu luz, y ellos no saben que tu luz es tan tenue que sientes que no existe y cuando ellos la apagan solo queda la oscuridad total.
Que está bien apagarse por un tiempo y entonces, encenderte y brillar como nunca antes. Que algún día la luz va a irse pero sabremos que no fue porque el foco se "fundió" de la nada. Que habrá personas en nuestra vida que querrán apagarnos pero habrá otras que nos ayudarán a seguir brillando y esas son las que tenemos que tomar en cuenta.
También nos dijo "Si fueras una pintura, ¿qué color serías?" y alguien por ahí escribió que sería el color blanco, porque al ser un color base puede mezclarse con todos los colores y crear un nuevo color, un nuevo tono; otros escogieron el color negro porque les transmite tranquilidad. un amigo escogió el amarillo porque le recuerda al Sol y a la felicidad.
Escogí el color azul, porque el cielo y el mar son de ese color y ambos parecen que no tienen final, son eternos. Y creo que así es como deberíamos sentirnos.
Eternos y brillantes.
Escribí que la vida se parece a un foco porque hay personas que quieren apagar las luces más brillantes, que los toman y los tiran para hacerlos pedazos sin importarles nada; que también hay personas que sin saberlo apagan tu luz, y ellos no saben que tu luz es tan tenue que sientes que no existe y cuando ellos la apagan solo queda la oscuridad total.
Que está bien apagarse por un tiempo y entonces, encenderte y brillar como nunca antes. Que algún día la luz va a irse pero sabremos que no fue porque el foco se "fundió" de la nada. Que habrá personas en nuestra vida que querrán apagarnos pero habrá otras que nos ayudarán a seguir brillando y esas son las que tenemos que tomar en cuenta.
También nos dijo "Si fueras una pintura, ¿qué color serías?" y alguien por ahí escribió que sería el color blanco, porque al ser un color base puede mezclarse con todos los colores y crear un nuevo color, un nuevo tono; otros escogieron el color negro porque les transmite tranquilidad. un amigo escogió el amarillo porque le recuerda al Sol y a la felicidad.
Escogí el color azul, porque el cielo y el mar son de ese color y ambos parecen que no tienen final, son eternos. Y creo que así es como deberíamos sentirnos.
Eternos y brillantes.
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