domingo, 20 de septiembre de 2015

Cuando toda mi vida sea domingo.

"Si algún día me suicido será en domingo. Es el día más desalentador, el más insulso.  Quisiera quedarme en cama hasta tarde, por lo menos hasta las nueve o las diez, pero a las seis y media me despierto solo y ya no puedo pegar los ojos. A veces pienso que haré cuando toda mi vida sea domingo." 

-La Tregua, Benedetti.


Siento que todos mis días son domingo. Y no sé como seguir con eso.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Miradas.

Las odio, ¿saben? Porque siento que me juzgan, casi puedo jurarles que me están juzgando. Cuando le hablo a alguien y volteo a mi alrededor y me están mirando. Y aunque saben que los veo, no apartan la mirada.
Cuando me siento un poquito bien en esas horas, que bajo la guardia un poco, miro alrededor y me miran. O suben el teléfono y prácticamente me lo pone en la cara. Con la cámara apuntando hacia a mí.
No quiero pensar mal, ¿vale?
Pero no puedo evitar sentir sus miradas. No puedo evitar querer desaparecer porque así lo siento. Porque me miran y de repente se ríen. Porque están hablando y me miran.
Y me duele, joder, no saben cuánto duele. Porque aunque no sé que piensan, no sé de que hablan o se ríen, con el solo mirarme mientras lo hacen, mi mente solo comienza a hacerlo.
Pienso en todo, pienso en cómo me verán, si me me ven peor de lo que yo me veo.

Y me dicen que sea fuerte, que soy más fuerte que ellos, que se creen superiores. Que van a hacer algo si ellos siguen así.

...Lamentablemente, no siempre pueden pelear mis batallas, no cuando la mayor parte del tiempo son contra mí misma.


27 días.

No sé, ¿vale?
No sé, ya no sé.

Han sido días difíciles, me siguen preguntando cómo fue mi día y sigo diciendo que bien, siempre ha sido bien.
Sabemos que es mentira, sabemos que es la mentira más usada en todo el mundo.
Todos los días son de estar alerta, sin bajar la guardia, tratando de soportar el día. Porque últimamente es más fácil despertarme desanimada y odiando todo que despertarme animada y salir de la escuela solo queriendo llegar a encerrarme en casa.
Es más fácil vivir viendo todo a través de una bruma.
Viendo pero en realidad no, sintiendo y siendo pero no estar ahí.
Es más fácil.
Y sé que la vida no debería ser así, sé que está mal y sé que es como volver a hace dos años atrás. Es como volver a escribir todas esas entradas que tanto odio aquí.
Siento que he vuelto a tener 7 años y yo odiaba la persona que era a los 7 años, odio a la persona que era a hace dos y no sé cómo sentirme respecto a la persona que soy ahora.

Los días se basan en despertar tratando de no sentirme bien, para después no darme un golpe contra el suelo. Llegar a la escuela, sentarme y abrazar mi mochila durante las clases tratando de esconderme. Contar los minutos para que la clase acabe, tratar de estar siempre con alguien que conozca, llegar a casa, tratar de no pensar en todas esas cosas y volver a empezar.

Los fines de semana son los únicos días en los que puedo permitirme tener ganas de despertar. Los únicos días en los que realmente me siento yo. Es como volver a emocionarme por ver Glee, como volver a sentir ganas de escribir por el simple placer de hacerlo, de tener esperanza de que voy a hacer todo lo que sueño.

Quedan 95 días y podré sentirme bien por dos meses.
Joder.

martes, 1 de septiembre de 2015

Missing everything.

No he estado aquí por casi un mes, es raro, pero estas semanas he estado tan ocupada y siento que mi mundo se ha puesto de cabeza.
Entré a una nueva escuela, nos pidieron que entráramos una semana antes porque éramos de nuevo ingreso, eso fue hace...dos semanas y tres días. Y solo les digo que puse un pie fuera del auto ese día y ya quería irme a casa. No quería estar ahí. Quería regresar a mi lugar seguro en mi cama bajo mi cobija.
La primera semana fue solitaria, mis demás compañeros socializaban entre ellos y ya tenían visto con quien iban a pasarla bien por el resto del semestre, quería hablarles, quería reírme con ellos pero me volví demasiado tímida. Me pidieron que me presentara el segundo día y sentía mi cara ardiendo, miraba hacia abajo y tenía la mochila abrazada con fuerza contra el cuerpo. Después, el maestro de pintura me eligió para pasarme al enfrente en una actividad y solo quería cavar un pozo y enterrarme ahí por el resto de mi vida.
Siento que volví a ser como era a los 7 años.
Y es horrible.
La mayoría de mis amigos quedaron en el turno de la tarde, solo 7 de ellos quedaron por la mañana y en diferentes grupos. Otros ni siquiera quedaron. Las escuelas tienen mucha demanda y poco espacio.

Han sido dos semanas y ya quiero que se acaben los tres años que me quedan. Siento que no quiero hacer nada, siento cansancio, cansancio emocional. No quiero ir, no quiero ver a nadie, no quiero ver a los maestros, no quiero ir a ese lugar.

...Cuando estaba en mi primer año en secundaria, tuve algunos problemas con unos compañeros y mi madre me insistía en si me cambiaba de grupo, le dije que sí, al final. La psicóloga habló con los chicos que me molestaban, con mi madre, el director y conmigo. El director prácticamente solo terminó diciendo que tal vez tenía un problema de adaptación, que no era normal, que tenía que hablar eso con alguien. Un año después, volví a tener problemas con los mismos chicos y me quedé en el mismo grupo. Y ahora mi madre piensa que tal vez él tenía razón. Que tal vez debería hablar de eso con alguien.

Me dice que ignore la ansiedad que volvió a mí, que tengo que buscar el lado positivo, que aguante.

Vuelvo a contar los días para que la semana acabe, cuento los minutos para que termine la clase, el miedo de estar sola en el receso y es entonces cuando comienzo a sentir que veo a través de una bruma, como si estuviera soñando despierta. Lo odio.

Hace tres días volví a ver a todos esos chicos que hacen el mundo más ligero y ya los extraño como si hubieran pasado 20 años.

Y está este chico, que esta fuera de mi alcance, que sé que nunca me verá y no quiero volver a sentir eso, no quiero tener que preocuparme por como me ve una persona y sobretodo una persona como él, que es igual a los demás y que trato de evitar. No tengo la fuerza para eso.

Quiero devuelta la familiaridad, la comodidad de no tener que preocuparme al pasar al frente en la pizarra o a revisar, quiero sentarme hasta atrás y reírme de cualquier tontería, quiero hablar con la persona a mi lado o en frente mientras trabajamos y sonreír sin sentir que me estoy esforzando demasiado o que estoy siendo demasiado falsa.

Solo quiero envolverme en los brazos de L y que me diga que todo estará bien, usar sus brazos de cobija y su pecho como almohada.

Solo...supongo que estoy cansada. Han sido muchos cambios y no estaba preparada.
Aún no lo estoy, el mundo sigue girando aunque esté acostada en el suelo pidiendo un descanso, carajo.