No he estado aquí por casi un mes, es raro, pero estas semanas he estado tan ocupada y siento que mi mundo se ha puesto de cabeza.
Entré a una nueva escuela, nos pidieron que entráramos una semana antes porque éramos de nuevo ingreso, eso fue hace...dos semanas y tres días. Y solo les digo que puse un pie fuera del auto ese día y ya quería irme a casa. No quería estar ahí. Quería regresar a mi lugar seguro en mi cama bajo mi cobija.
La primera semana fue solitaria, mis demás compañeros socializaban entre ellos y ya tenían visto con quien iban a pasarla bien por el resto del semestre, quería hablarles, quería reírme con ellos pero me volví demasiado tímida. Me pidieron que me presentara el segundo día y sentía mi cara ardiendo, miraba hacia abajo y tenía la mochila abrazada con fuerza contra el cuerpo. Después, el maestro de pintura me eligió para pasarme al enfrente en una actividad y solo quería cavar un pozo y enterrarme ahí por el resto de mi vida.
Siento que volví a ser como era a los 7 años.
Y es horrible.
La mayoría de mis amigos quedaron en el turno de la tarde, solo 7 de ellos quedaron por la mañana y en diferentes grupos. Otros ni siquiera quedaron. Las escuelas tienen mucha demanda y poco espacio.
Han sido dos semanas y ya quiero que se acaben los tres años que me quedan. Siento que no quiero hacer nada, siento cansancio, cansancio emocional. No quiero ir, no quiero ver a nadie, no quiero ver a los maestros, no quiero ir a ese lugar.
...Cuando estaba en mi primer año en secundaria, tuve algunos problemas con unos compañeros y mi madre me insistía en si me cambiaba de grupo, le dije que sí, al final. La psicóloga habló con los chicos que me molestaban, con mi madre, el director y conmigo. El director prácticamente solo terminó diciendo que tal vez tenía un problema de adaptación, que no era normal, que tenía que hablar eso con alguien. Un año después, volví a tener problemas con los mismos chicos y me quedé en el mismo grupo. Y ahora mi madre piensa que tal vez él tenía razón. Que tal vez debería hablar de eso con alguien.
Me dice que ignore la ansiedad que volvió a mí, que tengo que buscar el lado positivo, que aguante.
Vuelvo a contar los días para que la semana acabe, cuento los minutos para que termine la clase, el miedo de estar sola en el receso y es entonces cuando comienzo a sentir que veo a través de una bruma, como si estuviera soñando despierta. Lo odio.
Hace tres días volví a ver a todos esos chicos que hacen el mundo más ligero y ya los extraño como si hubieran pasado 20 años.
Y está este chico, que esta fuera de mi alcance, que sé que nunca me verá y no quiero volver a sentir eso, no quiero tener que preocuparme por como me ve
una persona y sobretodo una persona como él, que es igual a los demás y que trato de evitar. No tengo la fuerza para eso.
Quiero devuelta la familiaridad, la comodidad de no tener que preocuparme al pasar al frente en la pizarra o a revisar, quiero sentarme hasta atrás y reírme de cualquier tontería, quiero hablar con la persona a mi lado o en frente mientras trabajamos y sonreír sin sentir que me estoy esforzando demasiado o que estoy siendo demasiado falsa.
Solo quiero envolverme en los brazos de
L y que me diga que todo estará bien, usar sus brazos de cobija y su pecho como almohada.
Solo...supongo que estoy cansada. Han sido muchos cambios y no estaba preparada.
Aún no lo estoy, el mundo sigue girando aunque esté acostada en el suelo pidiendo un descanso, carajo.