lunes, 14 de septiembre de 2015

27 días.

No sé, ¿vale?
No sé, ya no sé.

Han sido días difíciles, me siguen preguntando cómo fue mi día y sigo diciendo que bien, siempre ha sido bien.
Sabemos que es mentira, sabemos que es la mentira más usada en todo el mundo.
Todos los días son de estar alerta, sin bajar la guardia, tratando de soportar el día. Porque últimamente es más fácil despertarme desanimada y odiando todo que despertarme animada y salir de la escuela solo queriendo llegar a encerrarme en casa.
Es más fácil vivir viendo todo a través de una bruma.
Viendo pero en realidad no, sintiendo y siendo pero no estar ahí.
Es más fácil.
Y sé que la vida no debería ser así, sé que está mal y sé que es como volver a hace dos años atrás. Es como volver a escribir todas esas entradas que tanto odio aquí.
Siento que he vuelto a tener 7 años y yo odiaba la persona que era a los 7 años, odio a la persona que era a hace dos y no sé cómo sentirme respecto a la persona que soy ahora.

Los días se basan en despertar tratando de no sentirme bien, para después no darme un golpe contra el suelo. Llegar a la escuela, sentarme y abrazar mi mochila durante las clases tratando de esconderme. Contar los minutos para que la clase acabe, tratar de estar siempre con alguien que conozca, llegar a casa, tratar de no pensar en todas esas cosas y volver a empezar.

Los fines de semana son los únicos días en los que puedo permitirme tener ganas de despertar. Los únicos días en los que realmente me siento yo. Es como volver a emocionarme por ver Glee, como volver a sentir ganas de escribir por el simple placer de hacerlo, de tener esperanza de que voy a hacer todo lo que sueño.

Quedan 95 días y podré sentirme bien por dos meses.
Joder.

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