Ya no sé a dónde ir. Ya no sé que sentir. Ya no sé por quién llorar.
Hace tiempo que amanezco con ganas de extinguirme, como si fuera una vela en un pastel. A veces los ojos se me llenan de lágrimas en medio de un salón de clases y la respiración se me acelera y trato de pensar en otra cosa, hasta llegar a casa y soltar en llanto en mi habitación. A veces me encuentro sin lugar a donde ir. Sin tener con quién hablar. No soy la mejor amiga, no soy a la que invitan a salir primero ni a la que le cuentan todo, no soy la que siempre te hace reír o la que siempre te consuela. No soy esa amiga dulce y que es buena escuchando y dando consejos. No soy la que te puede levantar el ánimo y que es creativa. No soy buena cantante, dibujante, no soy buena en inglés, ni soy la que siempre participa. No soy ninguna de esas.
Soy la chica que se sienta en el último banco de la fila, la que solo Liz conoce, la que nunca participa porque no le interesa ser "agredida verbalmente", a la que pueden insultar y aún así se va a reír aunque sienta cuchillas dentro, soy la infantil, la que siempre está leyendo, escuchando música o riendo por perversiones.
Soy un pequeño punto intermedio sin importancia. Un pequeño punto con ganas de extinguirse. Aunque sea por un pequeño momento. Y después volverse a encender. Con una pequeña llama.
Siento que me resigne. Me resigne a que todos parecen estar de su lado cuando no se ponen en mi lugar, porque ellos no saben lo que yo sentí y lo que pasé, las lágrimas que derrame y los sollozos que me tragué. No saben. Y jode. Jode mucho. Porque a veces tengo ganas de mandarlo a todo y todos a la mierda. Porque opinan sin saber. Sin sentir realmente.
Ya no sé que hacer, me he resignado. Me he rendido. Ya no tiene caso, ya no vale la pena las heridas en mis dedos. Que ese año no sirvió para nada más que para consumirme un poco más.
¿Cuándo voy a conocer a esas personas que me hagan sentir infinita? ¿Cuándo voy a dejar de sentirme así? Mi vida es un constante querer apagarse y encenderse. Un constante enterrarse y salir de ese oscuro lugar. Y siento como si nunca voy a salir de aquí. Que nunca voy a hacer ese sueño realidad, que no lo voy a lograr. Que es solo eso. Un sueño.
Y tengo miedo de despertarme un día y darme cuenta de que tengo 60 años y nunca lo volví realidad. Miedo de darme cuenta de que deje mi vida pasar y nunca fui como soy realmente. Que su sombra nunca dejo de perseguirme. Que solo volví a dormirme y que me limite a respirar. Ha sobrevivir a la escuela secundaria y que aún así seguí enterrada en ese pozo.
A veces despierto con ganas de que alguien me sople y que me apague. Que mi ceniza se la lleve el viento.
No sé con quien hablar, porque quiero a alguien aquí conmigo. No aquí. Si no a alguien a mi lado. Alguien que me abrace cuando los sollozos me estén destrozando. Cuando cante las canciones de Fun, P!nk o Glee entre humo y lágrimas. Con la voz entrecortada. Rota.
Apagarme. Encenderme. Apagarme. Consumirme. (¿Más?)
«Para aquellos que creen que todo el mundo merece un final feliz. Esto es para ti.»
martes, 25 de febrero de 2014
miércoles, 19 de febrero de 2014
22:09
Ya no sé que siento, ya no sé que hacer, la música y la escritura ya no me saben igual, ya no sé con quien hablar, en realidad, nunca he hablado con nadie sobre esto. Ni siquiera sé si algún día lo haré. No creo hacerlo. Siento que soy una ridícula, que yo no tuve una mala infancia y que lo único en que me sentí mal fue en que todos los niños del preescolar y parte del primario me llamaban "vaca" "gorda" "obesa" y yo en serio, trato de pensar positivo, pero siento que me estoy durmiendo de nuevo; la única persona que tenía muy cerca, la aleje. Porque llegue a un punto en que no soportaba su presencia, en que todo lo jodio, la jodí, la jodimos. Y no me arrepiento de la distancia entre esa persona y yo.
A veces quiero ser como esas chicas y decir que los odio a todos, que ojalá se murieran esas personas, que me dan ganas de quejarme de mi físico y joderme el autoestima el día entero. Pero luego me siento ridícula y un cliché, y todo eso suena tan deprimente.
No quiero que mi blog y mis entradas sean deprimentes y el cliché de adolescente. Pero ya no sé que hacer.
Tengo miedo, miedo del verano, miedo del cambio y de que las cosas no cambien. Miedo de volver a ese agujero negro en el que había estado enterrada todos estos años. Y no sé porque estoy así, no he tenido mala vida. Y sé que muchos lo tienen peor. Pero quiero ser egoísta y pensar en que la paso mal y blablabla.
A veces pienso que soy una cobarde, tal vez siempre lo fui pero me escondía tras una mentira de que era valiente. Quien sabe.
Quiero enterrarme en libros y en películas y llorar.
Quiero a alguien aquí, alguien que esté conmigo y no me sienta ridícula al sincerarme y que me abrace fuerte. No sé que pasa. Ni siquiera hablo con Liz sobre esto o con mi madre, que a veces presume de la confianza entre nosotras. No hablo con nadie.
Me lo guardo y me convenzo de que no vale la pena contarlo. De que todo esto pasará. Y llevo esperando que todo esto pase desde hace años.
Me estoy durmiendo de nuevo y tengo miedo.
A veces quiero ser como esas chicas y decir que los odio a todos, que ojalá se murieran esas personas, que me dan ganas de quejarme de mi físico y joderme el autoestima el día entero. Pero luego me siento ridícula y un cliché, y todo eso suena tan deprimente.
No quiero que mi blog y mis entradas sean deprimentes y el cliché de adolescente. Pero ya no sé que hacer.
Tengo miedo, miedo del verano, miedo del cambio y de que las cosas no cambien. Miedo de volver a ese agujero negro en el que había estado enterrada todos estos años. Y no sé porque estoy así, no he tenido mala vida. Y sé que muchos lo tienen peor. Pero quiero ser egoísta y pensar en que la paso mal y blablabla.
A veces pienso que soy una cobarde, tal vez siempre lo fui pero me escondía tras una mentira de que era valiente. Quien sabe.
Quiero enterrarme en libros y en películas y llorar.
Quiero a alguien aquí, alguien que esté conmigo y no me sienta ridícula al sincerarme y que me abrace fuerte. No sé que pasa. Ni siquiera hablo con Liz sobre esto o con mi madre, que a veces presume de la confianza entre nosotras. No hablo con nadie.
Me lo guardo y me convenzo de que no vale la pena contarlo. De que todo esto pasará. Y llevo esperando que todo esto pase desde hace años.
Me estoy durmiendo de nuevo y tengo miedo.
martes, 11 de febrero de 2014
Sonreiré....
Y haré cómo si no sintiera que mis sueños se alejan a cada paso.
Y no dejaré que me vean llorar.
Y trataré de hacer que ese torbellino se vaya de mi cabeza.
Y no dejaré que esto siga quemándome por dentro.
Y haré cómo que no me duele la distancia.
Y seguiré riendo aunque quiera llorar.
Y seguiré imaginando otra vida.
Y escribiré para que ya no duela.
Y seguiré soñando todo eso que quiero vivir.
Y seguiré recordando con lágrimas esos tiempos.
Y trataré de hacer cómo que no me importa lo demás.
Y buscaré una nueva forma de sobrevivir cuando ese programa que me salvo, acabe.
Y buscaré a Charlie, Sam y Patrick.
Y trataré de sentirme infinita.
Y buscaré la forma de que todo vaya bien.
Y seguiré sonriendo. Aunque todo esté mal.
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