No puedo creer que sean 4 años, que no te veo en las reuniones ni escucho tu voz.
Extraño verte sentada en ese sillón, extraño a Choco y hasta extraño los pequeños manteles que picaban.
Tus figuras de los abuelitos en la repisa de la sala, las campanas de viento con caracolas colgadas en el porche, tu pequeña cocina y la TV sin cable.
Mi padre no fue a misa de nuevo, pero mi tía y tío sí.
Creo que mi padre nunca sabrá como lidiar con tu ausencia, creo que ninguno de ellos sabe como hacerlo.
A veces creo que no tengo el derecho a llorarte ni a extrañarte, a veces siento que nada fue suficiente y nada nunca lo será, desearía haber hecho más.
Sigo recordando ese último viaje de carretera y te sigo viendo a mi lado, mirando por la ventana con el viento agitando tu cabello, recuerdo tu figura volviéndose cada vez más pequeña, más frágil.
Recuerdo cada reunión, cada palmada que dabas y cada baile que tus pies hacían, trato de seguir recordando las notas de tu voz, recuerdo tu fotografía y tu rostro está a la mitad de una carcajada, a la mitad de la vida, a la mitad de toda una felicidad.
Te amo.
Te extraño.
Gracias por tanto, perdón por tan poco.
Espero sigas riendo y bailando con todos ellos.
Te amo.
Te amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario