viernes, 21 de septiembre de 2018

Algo de Sutter.



Podríamos volver a ser como éramos hace casi un año.

Podríamos estar en mi habitación, acurrucarnos en las cobijas mientras la lluvia cae fuera de mi ventana, te haría chocolate caliente, abrirías la ventana porque te pones ansiosa y querrás fumar un poco, me quejaría porque el suelo se moja por las gotas de lluvia que arrastra el viento, pero me sentaría junto a ti y compartirías tu cigarro conmigo.

Iríamos a la playa aquí cerca por la tarde después de la tormenta, nos sentaríamos en el mirador, la playa estaría sola y podría dejar caer mis barreras.

Haríamos un viaje de fin de semana a ese pueblo mágico que amo, recorreríamos sus cuadras llenas de historias y fantasmas, correríamos por sus calles empedradas después de tomar tequila en la habitación y cantaríamos las canciones que salen a dar vueltas con nosotros desde los bares y las casas.

Te quejarías de que siempre como atún y yo te devolvería la queja diciendo que nunca comes otra cosa más que maruchan.

Pelearíamos porque amas hacer dramas y berrinches, te dejaría de hablar por horas porque sabes cuanto odio que me recuerdes y saques cosas sobre Vino y bombones  Labios rosas y luces amarillas sabiendo cuanto me lastimaron y cuanto me toma seguir luchando con las secuelas, me contestarías con sarcasmo cuando mis pensamientos me clavan las garras y digo cosas para que por fin dejes de amarme y me dejes, me dirías "lástima, estás atrapada conmigo" y seguirías revolviendo lo que sea que estuvieras cocinando en esa olla.

Me dejarías flores cada cumpleaños, te daría chocolates y cartas cada aniversario porque no sé expresarme de otra manera más que con palabras escondidas en trozos de papel.

Te tomaría de la mano en cada cambio de clase en la universidad, te llevaría un té o un café porque sé que tu garganta te ha estado molestando desde hace días, me robarías los suéteres y yo me enojaría porque soy egoísta con ellos y no soporto que alguien más los use.

No me daría pavor hablar con mi madre sobre nuestra relación, porque pensaría en ti y estaría segura de nosotras.

Nos juntaríamos en su casa entrada un poco la noche, como es de costumbre, discutiríamos por lo menos una hora y media sobre que cenar, diríamos nachos y caminaríamos las 4 cuadras hasta llegar al establecimiento, de regreso yo caminaría delante de ustedes mientras les escucho pelear y golpearse y me reiría hasta que el estómago me doliera por lo ridículas que son.

Me recogerías el sábado después de mi clase y si corriéramos con suerte, el día seguiría despejado y soleado con una ligera brisa, tal vez tu padre te prestaría el auto, iríamos al mercado orgánico que se extiende por dos cuadras detrás de esa librería y lo recorreríamos, nos tomaríamos de la mano y sentiría que no hay mejor sentimiento en el mundo que reír sin un peso en el pecho pero...sé que tarde o temprano, todo acabaría, porque mis barreras subieron de nuevo.

Porque el sentimiento de esas tardes no dura para siempre, y desearía que la magia de esos días fuera suficiente pero el pensar en dejar entrar a alguien de nuevo me da pánico y todo lo que dice mi mente es no no no nunca más no porque la situación sigue siendo tan enredosa que estoy cansada de todo.

Esos días nunca pasaron, pero solo puedo pensar en que su magia ya se agotó.


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miércoles, 19 de septiembre de 2018

Espero sepas que eres amada.

Estábamos en el patio, era de noche y las estrellas brillaban, hacía frío porque llevaba días lloviendo, estabas frente a mí con tus rodillas dobladas hacia tu pecho y tenías un brazo sobre ellas, de tu mano derecha colgaba un cigarro.

Te conté como parecía que todo se estaba oscureciendo de nuevo, de como cada día me levantaba tratando de que mi cabeza no volviera a hundirme, como parece que el sentimiento de culpa crece más cada día al no poder volver a corresponderle los sentimientos a Anna.

Y tú me contabas lo que siempre he sabido, me contabas sobre todo lo que quisiera cambiar de tu familia, de todas las familias así.
Me contabas del orgullo, de los errores. Me contabas sobre el bote de pastillas, de cuantas de ellas tuviste en tu mano aquel día.

Te abracé antes de irte, cuando el sol comenzaba a saludarnos, me alegro de que sigas aquí te susurré y me abrazaste más fuerte.

Espero sepas que siempre tendré una vela encendida para ti si pierdes el camino a casa.






jueves, 6 de septiembre de 2018

El comentario. I

Pensé que estaba comenzando a hacerlo bien.
Me equivoqué. 
Lo siento.
Ahora no deja de dar vueltas en mi cabeza.