-Symptoms of Being Human,
Jeff Garvin.
El problema conmigo es que siempre me veré más "marimacha". Eso es como me veré a los ojos de las demás personas con las que me cruce. Ese es el maldito problema conmigo. Que hay días en los que mi brújula interna -como dice Riley en el libro que cite arriba- apunta más hacia lo masculino. Que me miro al espejo y es como si las curvas y los ángulos estuvieran en el lugar equivocado. Que mi cabello debería ser más corto, que mi voz debería ser más grave y la mandíbula más marcada. Vivo con incomodidad en mi propia piel, es lo que hace que mi cuello o mi espalda duelan por días del estrés y la tensión y odie mi cuerpo más de lo que ya lo hago por otros motivos.
Que hay veces en las que quiero decirle a mis padres "hoy no soy tu hija, soy tu hijo". Que mi pecho se siente como demasiado y tengo que soportar la presión en mis costillas para evitar sentirlo, pero ahí sigue. En esos días lo único que quiero hacer es regresar a casa y cuando lo hago, el usar una sudadera enorme y enterrarme en mis cobijas y en mis almohadas (esperando ahogarme, ja) me ayuda a escapar un poco de toda esa presión.
A veces pienso en que pasaría si decido comenzar la transición, pienso en como el sentimiento de incomodidad conmigo desaparecería, pero entonces, hay otros días en los que mi brújula interna apunta más hacia lo femenino. Y puedo respirar con un poco más de tranquilidad. Porque mientras el odio por no ser un chico no está, se presenta otro tipo de odio. Un tipo de odio del que no puedo escapar, que está ahí desde que tengo memoria. Es entonces cuando el pensar en comenzar la transición me aterra, porque no controlo esa jodida brújula. No sé cuando marcara masculino o femenino. A veces ocurre durante el día, en medio de una clase, en medio de la comida. Otras será al despertar o cuando llegué de la escuela y tenga que decidir que ropa usar para ir a casa de mi abuela a comer. No puedo decirle a mis padres o a mis amigos "hey, dirígete a mí con pronombres masculinos" y dos horas después "¿sabes? dirígete a mí con pronombres femeninos" (¿lo escribí bien? ah, no sé), el punto es que no lo controlo. Y realmente lo odio. Lo odio. Lo odio. Lo odio.
En el capítulo 6 del libro, hay algo que me llamó mucho la atención, porque es algo que experimento en esos días en los que la brújula apunta hacia la F pero en el fondo hay un zumbido, que me dice que algo no está bien.
Siento el corazón en la garganta y un hormigueo de entumecimiento en las mejillas y las yemas de los dedos.
Está empezando.
Pero sé que es lo que debo hacer. Se supone que debo cerrar los ojos e imaginar la pizarra blanca. Se supone que debo pintarla mentalmente de negro hasta que no quede nada, sino un vacío tranquilo y silencioso.
Cierro los ojos. Remojo el pincel imaginario en la negrura circundante y comienzo a pintar la pizarra con pinceladas grandes y lentas. Pinceladas grandes y lentas. Llevo tres cuartas partes de camino al borde derecho, casi termino, cuando del lado izquierdo aparece un parche blando. El negro se está escurriendo y deja ver más y más del blanco de la pizarra.
En mi caso, la pizarra es blanca los días tranquilos pero entonces, una esquina comienza a pintarse de negro. A veces lento, a veces rápido. Y trato de pintarla, pero de alguna manera el blanco que acabé de pintar se escurre y el negro comienza a ganar terreno.
Es algo difícil publicar esto, es algo que nunca he hablado en profundidad con alguien, bueno, solo con una persona que ya conocía pero tengo poco de comenzar a convivir más y puedo hablar de eso con esta persona porque siente parecido a mí.
Siempre me he sentido así, de alguna manera. Desde que era pequeña, solo que cuando eres niño las personas no te juzgan tanto. Quisiera poder ser más neutral, creo que eso ayudaría un poco pero la puta madre, que no puedo. Cuando la brújula apunta M, las personas solo ven a la "marimacha" pero quiero gritar "¡No!, ¡no soy marimacha! ¡soy un chico!" pero el miedo puede ser bastante fuerte.
Solo quiero decirle a mi cerebro que me dé un descanso.
Solo quiero decirle a mi cerebro que me dé un descanso.
Pero al final del día, solo...soy yo y soy género fluido.
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