Vamos, me dijo riendo y tomando mi mano mientras nos alejábamos de los demás. Llegamos al baño y cerro la puerta, me recosté contra la pared apoyando mi cabeza en ella. Estaba frente a mí, despeinada, riendo a carcajadas, siendo libre.
Se sostuvo del lavamanos y miro al espejo, yo estaba recuperando el aire que me robo la risa y me tomo unos minutos darme cuenta que se había quedado callada, viendo su reflejo. Pero no se estaba viendo a ella, me estaba viendo a mí.
Dejo caer sus manos a los lados y siguió viéndome con sus ojos delineados de negro y la pupila dilatada. Se dio la vuelta y se acercó a mí. Yo respiraba quedito, queriendo ser una con la pared y al mismo tiempo mis manos picaban por tocar su piel.
Cerró la distancia entre nosotras, el baño estaba en silencio y el foco amarillo se balanceaba sobre nuestras cabezas. Su nariz rozo la mía y el corazón me latía en los oídos. Me robó el aire. Me robó los latidos. Me robó los sentidos. Me robó todo.
Sabía a vino, sabía a bombones y a noches eternas. Sabía a todo eso que había extrañado desde febrero y que me lo había arrebatado. Su cuerpo presionaba el mío contra la pared y sus brazos me rodeaban y sentía que podía hacer todo. Sentía que podía contra todos y todo.
Tomamos aire y apoyo su frente contra la mía, quería abrazarla por siempre o por lo menos una eternidad. Quería llorar por todo. Quería quedarme ahí en nuestro pequeño rincón. Quería recuperar el tiempo perdido y gritar.
Estaba tan herida pero a la vez me curaba, le odiaba por haberse ido y haber vuelto y por lastimarme, por tenerme al borde del abismo durante 10 meses, por volver cuando ya no dolía tanto.
Sentía que me sofocaba tenerla cerca pero no quería soltarla.
Solté su cintura y sentí que me rendía. Me sentía demasiado lastimada y sé que a ella no le importaba.
Porque la magia de esa noche se acabaría al salir el sol o al salir de ese baño.
Sentía que me sofocaba tenerla cerca pero no quería soltarla.
Solté su cintura y sentí que me rendía. Me sentía demasiado lastimada y sé que a ella no le importaba.
Porque la magia de esa noche se acabaría al salir el sol o al salir de ese baño.
Y no era justo, joder, no lo era. Había pasado todo el maldito año tratando de superar esto y había vuelto a caer por sus palabras bonitas y por la noche.
Una herida se me escapó y ella la vio caer, me sentí tan tonta.
Se me había acabado el polvo de hada y sus trucos ya no estaban surtiendo el mismo efecto.
Quería que dijera lo siento, como aquella noche de mi cumpleaños. Quería que lo dijera de verdad, que lo sintiera. Pero no lo hizo. Dejo de rodearme con sus brazos y retrocedió varios pasos.
Me quede recostada contra la pared, sin fuerzas, quería que Irma o Liz vinieran a rescatarme, que pelearan la batalla por mí. Busque a tientas la manija de la puerta y salí de ahí. El viento helado me golpeo y la música sonaba fuerte.
Irma llegó hasta donde estaba y me tomo de la mano, me llevó con los chicos y comenzó a bailar a mi al rededor como loca. Me reí fuerte, me reí hasta que el estómago me dolió, me reí tan fuerte que no me importó nada, ni las heridas secas en mis mejillas ni a quien había dejado atrás.
Estarás bien, mereces más que eso, me dijo al oído y le creí.
Estaré bien sin ti, estarás bien sin mí.
Estaré bien, estaré bien.
Una herida se me escapó y ella la vio caer, me sentí tan tonta.
Se me había acabado el polvo de hada y sus trucos ya no estaban surtiendo el mismo efecto.
Quería que dijera lo siento, como aquella noche de mi cumpleaños. Quería que lo dijera de verdad, que lo sintiera. Pero no lo hizo. Dejo de rodearme con sus brazos y retrocedió varios pasos.
Me quede recostada contra la pared, sin fuerzas, quería que Irma o Liz vinieran a rescatarme, que pelearan la batalla por mí. Busque a tientas la manija de la puerta y salí de ahí. El viento helado me golpeo y la música sonaba fuerte.
Irma llegó hasta donde estaba y me tomo de la mano, me llevó con los chicos y comenzó a bailar a mi al rededor como loca. Me reí fuerte, me reí hasta que el estómago me dolió, me reí tan fuerte que no me importó nada, ni las heridas secas en mis mejillas ni a quien había dejado atrás.
Estarás bien, mereces más que eso, me dijo al oído y le creí.
Estaré bien sin ti, estarás bien sin mí.
Estaré bien, estaré bien.
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