Son 21 vueltas al sol.
Es raro ver que llegué hasta aquí, es raro saber que los números cambian pero yo no puedo verlo en mí.
Da miedo saber que la vida avanza tan rápido, parece que fue ayer cuando comenzaba a escribir aquí, cuando las cosas eran demasiado oscuras, cuando todo dolía demasiado todo el maldito tiempo.
Aún duelen muchas cosas, pero no lo hacen siempre y no en la misma intensidad. Supongo que uno crece, vive, se olvida un poco de las heridas y estas comienzan a cicatrizar sin darnos cuenta, quedando solo una línea blanquecina en la piel, pero a veces, todavía puedes sentir el dolor que causaban mientras cicatrizaban.
Y está bien, a veces las cosas que sanamos nos llegarán a doler de nuevo en algún punto.
Fue un cumpleaños tranquilo, solo yo y mi familia más cercana (tampoco es que la situación permita más), pero fue sencillo y fue el primero en mucho tiempo en el que no lloré (bueno, estuve a punto de hacerlo por una carta, pero lo iba a hacer de buena manera), no tuve pensamientos de culpa, ni de decepción, ni tristeza, simplemente...fue. Y estoy bien con eso.
La gente que me ama estuvo ahí, me hizo sentir su amor (aún es raro permitirme sentirlo), me hizo saber que estaban ahí.
Y eso es todo lo que de verdad importa.