Son 5 años desde que te vi por última vez, 5 años desde que te di el último beso en la frente y 5 años desde que no piso tu casa, la cual ya no tiene el ambiente de una sin ti en ella.
Hace meses, mi tío se acordó de ti mientras bebía, comenzó a llorar delante de todos, sigue con resentimiento dentro de él.
Mi papá sigue sin saber como lidiar con su dolor, así que solo lo ignora y lo oculta bromeando.
Mi tía puede hablar de ti sin llorar y me da gusto verla reírse y recordarte con paz.
Mi otro tío está demasiado perdido en la adicción y destruyendo tu casa como para recordarte.
Y yo cada año que pasa trato de seguir recordando tu voz, aún tengo miedo de pronunciar tu nombre y de hablar de ti, pero siempre trato de recordar las cosas buenas, porque las malas ya no importan.
Este año no hubo misa, la situación del mundo no es la mejor para salir y menos para estar en un lugar cerrado y lleno de gente, tampoco para visitar tu tumba. Ni siquiera pudimos ir el día de las madres. Perdón, sé que entenderás, porque eso no importa, mientras te tengamos todavía en el corazón.
Aún sigo pensando en que no merezco llorarte, extrañarte o que me duelas tanto, pero estoy tratando de encontrar la paz con eso, porque fuiste mi sangre también, a pesar de que a veces no sabía como convivir contigo y que nuestras personalidades eran tan distintas.
Pero siempre eras la fiesta, siempre eras la sonrisa y siempre eras la plática, a pesar de lo dura que fuiste, a pesar de todos los errores (eras humana también), a pesar de todo.
Te amo y te extraño con todo mi ser.