Es el tono burlón, las palabras, la pregunta y la mirada que me dio de arriba abajo.
Fueron las lágrimas picándome los ojos, la vergüenza y las náuseas.
Las ganas de irme, de esconderme y la humillación.
Fue mi respuesta con un nudo en la garganta, mi asentimiento, y mis uñas anhelando sacarme sangre de los brazos.
Fueron todos mis días desde los 13 hasta el día de hoy sin comer, fueron todos esos colapsos y llantos en los probadores de las tiendas, fueron todos esos días sin salir de mi casa por vergüenza y asco de mi cuerpo.
Todas las oportunidades que dejé ir, porque no quería que me vieran, que se asquearan. El carácter de mierda que adopté, las costumbres que están matando mi cuerpo.
No tenías que hacerlo, ¿sabes?
No tenían que hacerse los chistosos, no tenías porque mirarme de arriba abajo, no tenías porque burlarte, no tenías porque ser un imbécil.
Pero lo hiciste.
Sé que no tendría que dejar que me afecte, pero lo hace, porque es algo con lo que vengo luchando desde hace años.
Pero no tenías que hacerlo.
De verdad que no.