jueves, 10 de enero de 2019

Tú. Yo.

Lo siento, lo siento por ser como soy. Lo siento por ti, por caer por alguien como yo.
Siento tener este mar en mi cabeza, lo siento por nunca ver su final o por siempre dejarlo ahogarme.
Perdón por las idas a la playa, por esos atardeceres compartidos en la arena, no los merezco.
Tampoco merezco los mensajes, ni los abrazos ni los besos. Ni siquiera tu comprensión o tu paciencia.

Perdón por no terminar de madurar o "preferir seguir alejando a la gente a lo pendejo", como dijiste.
Perdón porque la aceptación y la relación con mi madre tienen mucho peso en mí, por dejarla encadenarme, por ser cobarde. Perdón por el nudo en la garganta o por el miedo o por el pánico que se apodera de mí cuando pienso en sincerarme con ella.  Perdón por dejarla manipularme.

Es tu madre, pero es tu vida, sí, lo sé, puta madre que lo sé, pero eso no se deshace del miedo y del pánico.

Perdón por hacerte perder el tiempo, perdón por tener una imagen tan mala de mí, estoy tratando de cambiar eso.
Lo siento por exagerar siempre, lo siento por dudar y preocuparme de todo, lo siento por tratar de hacer de mí vida una historia trágica como las que me encanta leer.
Perdón por sentir que mis sentimientos y mis pensamientos no son válidos, perdón por tener tanto miedo de dejar que alguien vuelva a entrar. Perdón por dejar que eso me controle.

Perdón por desear recargar mi cabeza contra tu nuca, mientras te sientas 2 asientos delante de mí en la única clase que, para nuestra mala o buena suerte, compartimos. Perdón por aún querer ir hacia ti y reírme de lo que sea que hayas dicho, perdón por querer caminar tan siquiera a tu lado. Perdón por tener esta maldita manera de sí un día, no al otro.Perdón por lastimarte, por meter el dedo en la llaga constantemente. No sé que hacer.

No sé que hacer, no sé como arreglar esto, no sé si debo hacerlo.
Aún trato de descubrirlo, lo siento.

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