Y te vi ahí, tomando su mano. Creí que ya no había tantas espinas como antes en lo profundo de mí.
Quería ir hacia ti y al mismo tiempo correr lo más lejos en dirección contraria. Forcé una sonrisa en mi rostro, las mejillas me dolían. Sentía un peso muerto en el pecho.
Siempre pienso que es mejor que nadie me guste, que nadie me preste atención, que nadie haga saltar a mi corazón, estoy mejor sola sin preocuparme en porque alguien iba a quererme. Sin preocuparme en que pasaría si... ni en buscarle con la mirada o en saber si tenemos gustos parecidos o si mis padres le aceptarían.
Me enojaba un poco verte como si nada, pero siempre fuiste así, tan ajena, siempre hemos sido tan diferentes que siempre dudaba que hubiera funcionado ese algo que nunca fue.
Tal vez siempre llevaré una pequeña espina con tu nombre, tal vez es tiempo de sacarla por completo.
Me despedí con una sonrisa, me sentía tan falsa, nolloresnolloresnollores.
Lloré todo el camino a casa.