Y es domingo y es Octubre, apenas siento una pizca de aire frío pero es lo suficiente para encontrarme por casualidad con viejas cartas y libretas llenas de garabatos de personas que quiero.
2012 fue un año importante. 2012 fue el año. 2012 siempre va a dolerme tanto en el alma.
Abrí las cartas y me reí, me reí fuerte hasta soltar las lágrimas. Y entonces vienen Diana y Kate con más cartas que les he enviado y nos reímos aún más. Y regresan las ganas de volver a otros tiempos. A los que fueron los mejores.
Y son tantos recuerdos y momentos y se me hace difícil ya no verlos más a diario, ya no verlos al mirar por la ventana, al receso, a la salida de la escuela, ya no verlos en lo absoluto.
Y me acuerdo de las risas, de las idioteces que decía y de las que ellos decían, del cumpleaños de Diana y Kate y yo corriendo en la calle lanzándonos espuma y serpentinas. Me acuerdo de correr con Kate en los pasillos de la escuela y Samuel regañándonos. Cuando Diana dijo que nos quitáramos a la cuenta de tres pero ella se quito a la de dos y Omar me hizo caer. Cuando Luis Angel me caía mal y siempre nos decíamos cosas pero al final nos reíamos.
Cuando Omar cerró tan fuerte la puerta del aula que nos dejo encerradas dentro. En mi cumpleaños cuando acabamos todos cubiertos de glaseado de los cupcakes y con pedazos de pizza en todas partes y al final de la noche, acostados fuera de mi casa con pulseras de neón.
Las cartas que nos obligaban a mandar a chicos de otros salones y solo mandábamos garabatos los unos a los otros.
Me acuerdo de las ganas de cambiarme de grupo y estar con ellos (al final de todo, nunca lo hice).
Y extraño todo eso, los extraño a ellos y solo quiero volver.
Quiero tenerlos de vuelta a todos.
Y sé que los veré en dos horas, veré solo algunos de ellos y sé que al acabar la noche, se irán con el pedazo que tienen de mí y yo me iré a casa con los pedazos que tengo de ellos.
Quiero llorar y volver.
Es Octubre y siempre ha significado nostalgia.
Puta madre.