martes, 7 de abril de 2015

A todo eso.

Le besé, sabía a manzana y canela, a sueños e ilusiones, a risas en el parque y a canciones tristes. Sabía a todas esas noches al teléfono hablando en susurros o escribiendo palabras en madrugada que salían temblorosas e incoherentes como pueden salir a las 4 am.
Sabía a esas tardes con el cielo pintado de rosa, naranja o azul. A brisas de pensamientos felices y de claridad. Como cuando te sientes feliz con la vida y sin miedos.
A tiempos mejores, a fotografías con sonrisas verdaderas, a confianza y cosquillas.
Me abrazo, se sentía como esos viajes en carretera con el atardecer persiguiéndonos y con Bon Jovi en el radio.
A los libros con listones regalados de I haciendo el trabajo de separadores y a discos de Fun o P!nk en el estéreo en invierno. A las tardes con mi madre haciendo cupcakes, y probando el turrón o loquesea a escondidas.
Se sentía como volver a un lugar donde alguna vez se fue feliz, como ir a la playa en verano y correr riendo al mar.
Como reír con tus amigos a carcajadas hasta que les duele el estómago, a él último día de clases o cuando se acaba una fiesta de la que no quieres irte y todos los que amas están en ella.
Como acabar un libro en domingo y llorar, como estar de vacaciones y sentir que puedes hacer todo. Como ver a Phoebe siendo adorable, a Joey tratando de convencerse de que sólo tiene un pequeño crush con Rachel, a Mónica y Chandler con sus pequeños gemelos saliendo ese apartamento o a Rachel y Ross en el nacimiento de Emma. A ser feliz sin miedo.
A todo eso.

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